viernes, marzo 25, 2022

El problema es el capitalismo.

 Capitalismo: imágenes, fotos de stock y vectores | Shutterstock

En los últimos tiempos, distintos sectores sociales han mostrado o están mostrando en estos momentos su malestar por la difícil situación que estamos atravesando. La subida de los precios de productos o servicios básicos está dejando a las familias y a sectores productivos concretos en condiciones de precariedad o de una dificultad extrema.

Servicios básicos como la electricidad, el combustible o la alimentación están en precios inasumibles por la mayoría social trabajadora, autónomos y  pequeñas empresas. Los sectores del transporte ahora y hace semanas también se movilizaron por sus derechos laborales realizando una huelga, con sus correspondientes servicios mínimos. Ahora un paro empresarial, sin servicios mínimos, vamos, lo que la patronal y las derechas llamarían una huelga salvaje y pondrían el grito en el cielo con aquello de que ejercer un derecho no puede llevar que otros ejerzan el suyo de trabajar, etc., etc. Y harían responsables a los sindicatos de todos los males existentes.

Pero, al margen de estos temas, vayamos al fondo. En una de las octavillas en las que se reflejan las peticiones de los convocantes de este paro empresarial, piden que se intervengan los precios del combustible por parte del gobierno -medida comunista donde las haya-. Otra, en una entrevista de TV a uno de los asistentes, este dice que se controle el precios hasta que ellos puedan ganar por sus portes y que no vayan a pérdidas (vamos, lo mismo que propuso el gobierno para los productores agrícolas y ganaderos y que PP y VOX votaron en contra) y después que siga la ley de la oferta y la demanda.

Cuando la ciudadanía nos movilizamos por la subida de la electricidad y pedimos el control por parte del gobierno de los precios, las derechas (PP, Ciudadanos y VOX) criticaron esta propuesta alegando el libre mercado, y los social liberales (PSOE) se escudaron en la Unión Europea;  solo Unidas Podemos habló de una empresa pública de energía. Las derechas siempre quieren curar las crisis que provocan las políticas neoliberales con un parche, ya convertido en mantra: bajar los impuestos. Pero la energía y los combustibles tienen los mismos impuestos meses, incluso años y siguen subiendo. Esto es lógico, pues el precio en una economía neoliberal de mercado lo ponen los especuladores empresariales, es decir, los consejos de administración de las empresas que conforman los oligopolios.

Que conste mi acuerdo con la intervención de los gobiernos en la economía para proteger de la especulación  y el robo de las empresas a la mayoría social. Que conste también mi apoyo a quienes padecemos el precio del combustible y de la electricidad.Que conste también mi acuerdo con que el estado intervenga en el precio de estos servicios básicos, esto es, una empresa pública de energía y de combustible. O dicho de otra manera: nacionalización de los sectores estratégicos de la economía.

No se puede soplar y sorber a la vez. Lo anterior es todo lo contrario de lo que defienden los liberales (póngase el apellido que se quiera neo, social, conservadores, extremos centro y derechas, etc.) de que el mercado se regula solo para solucionar los problemas de la población y el gobierno no debe intervenir. La cuestión fundamental es que el capitalismo ha colapsado, las políticas económicas liberales o liberistas se han mostrado incapaces e inservibles para dar solución a los problemas de la gente (con guerra y sin ella), incluso la neoliberal UE tiene que revisar sus criterios sobre cómo se establece el precio de la energía o cómo controla el precio del combustible, amenazando con grabar los beneficios abusivos de las empresas ante la avaricia y el saqueo a nuestros bolsillos de los desaprensivos y sátrapas empresarios.

Los transportistas y pescadores llevan razón en cuanto al precio del combustible, los autónomos y las familias en cuanto al precio de la electricidad, las familias en cuanto al precio de los productos básicos y de alimentación y los trabajadores en cuanto a lo contrario: los bajos salarios. Pero esto “es el capitalismo, estúpido, es el capitalismo”, que decía aquel economista. No es realista querer vivir en un sistema capitalista, de libre mercado, votar a partidos que lo aplican y ante la crisis de sistema adaptar medidas de corte socialista (socializar las pérdidas, privatizar las ganancias), es un tremendo parche para salvar a los de siempre, a la minoría enriquecida.  

 

Ginés Fernández González

Fue Secretario General del PCE RM y Director de Mundo Obrero


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