martes, julio 31, 2007

POR UNA RECONSTRUCCIÓN DEMOCRATICA DE IU


Por una reconstrucción democrática de IU
(Editorial de Mundo Obrero de mes de julio de 2007)

Gaspar Llamazares, unos días antes de concluir la campaña hizo un ofrecimiento para que el PCE participara de forma constructiva en el debate sobre lo que el llama “la refundación de IU”. El Partido, una vez celebradas las elecciones, y a la vista de los resultados, respondió la oferta del Coordinador General de IU solicitando, por segunda vez, una reunión entre él y los dos máximos responsables del PCE a fin de tratar los temas políticos y organizativos necesarios para avanzar en un acuerdo que antes de las elecciones generales sitúe a IU en las mejores condiciones.

La respuesta de Gaspar Llamazares se reitera en las evasivas para reunirse con el Secretario General y Presidente Ejecutivo de su Partido y dejar a calendas grecas el posible encuentro. Durante los días en los que se preparaba la segunda dilación se expulsaba al Secretario General del Partido en Asturias de los órganos de dirección de IU de una forma arbitraria. Es posible que a esta cuestión obedezca la respuesta de Llamazares.

Políticamente, el PCE respondió a través de las decisiones de sus órganos de dirección –cosa que no ha hecho IU- con una propuesta fundamentada, concretada sobre la realidad y las prioridades de IU, consistente en la necesidad de la “reconstrucción democrática de IU” y que tuviera un fuerte impulso republicano. (Sus aspectos mas concretos los hemos publicado en el anterior número, MO 189).

La Presidencia Federal de IU aprobó el 18 de junio un documento con una clara declaración de intenciones: seguir con la refundación ecosocialista y con la línea organizativa de la vulneración estatutaria. La prueba más palpable es el objetivo de la aprobación de las candidaturas en una convención y la no celebración de la Asamblea Federal cuando marcan los estatutos. Ambas cuestiones demuestran el acierto del PCE a la hora de plantear la reconstrucción democrática de IU, de cara a la consecución de un acuerdo interno, para proyectar ilusión y confianza al exterior de la organización y más ante el próximo reto electoral, las elecciones generales en las que el bipartidismo va ha jugar con gran fuerza.

En el escenario en el que se presenta la próxima contienda política y electoral es más necesario que nunca el acuerdo interno, el respeto a las reglas del juego y a la democracia en IU. Pero el documento impulsado por Llamazares para este periodo no deja suficientemente claras estas cuestiones sino que, al contrario, genera una situación de excepcionalidad política y democrática que preocupa a los dirigentes del PCE y a otros sectores de IU. Cuando se celebre el Consejo Político Federal de IU, el día 1 de julio, esta publicación habrá salido de imprenta, con lo dejaremos para el próximo número las decisiones que adopte el órgano de dirección de IU.

El eje central del debate se sitúa en la llamada refundación. En el editorial del mes anterior avanzábamos algunos criterios sobre la misma: refundación es modificar los cimientos, las bases sobre las que se fundó IU, muchos sectores reclaman esas bases, esos principios que ahormaron un proyecto político de nuevo tipo y que han demostrado su validez en las últimas elecciones municipales y autonómicas, así como en Europa en donde procesos parecidos a IU como movimiento político y social comienzan a ponerse en marcha, como está ocurriendo en Italia y Alemania. Existe una gran coincidencia en IU en lo que hay que modificar: como es el funcionamiento democrático; la elaboración colectiva, dando el papel que le corresponden a las áreas de elaboración colectiva, que son la seña de identidad más genuina y característica del proyecto; la elaboración del programa de forma plural y con carácter alternativo, buscando la identidad del proyecto en la izquierda y su perfil político transformador; su característica social, en perfecta conexión con los movimientos sociales y la movilización social, interviniendo en los conflictos; y la nueva forma de organización política y de trabajar en las instituciones, con carácter alternativo, lo que se vino a llamar las dos patas de IU: el trabajo en la sociedad y en las instituciones pero siempre que este último no sustituyera al primero.

La reconstrucción, en tanto que volver a construir, es el concepto que en todas sus afecciones contempla mejor lo que para la izquierda e IU es una prioridad: volver a construir en el marco actual, los principios y las bases sobre las que se creó el proyecto y que durante este tiempo se han ido desnaturalizando, se han ido deteriorando. Esa es la idea fundamental de la propuesta del Partido, esa es la exigencia de la mayoría de IU y la esperanza de la militancia de la organización. Reconstruir la identidad colectiva, la imagen plural y compartida, la dirección colegiada, la democracia en su sentido más amplio y aquellas cosas que hicieron de IU un proyecto diferente, un modelo federal en el funcionamiento de las federaciones y de los órganos de dirección, la limitación de mandatos, las incompatibilidades, la rotación, el papel de los componentes organizados de IU, la transparencia en las finanzas internas, el debate colectivo, etc., en definitiva todas aquellas cuestiones que hicieron y pueden hacer un proyecto político cargado de ilusión para la izquierda transformadora.

IU siempre ha sido un referente republicano, tiene un componente republicano en sus genes -ésta en una de las identidades que hay que resaltar-, pero desde luego más allá de lo únicamente propagandístico, hay que profundizar en el modelo de sociedad republicana, en la política desde el ideal republicano y en construir una identidad colectiva republicana; en esa línea es en la que de debe dar un fuerte impulso. La identidad política de un proyecto alternativo de izquierdas tiene hoy, desde esa identidad republicana, que marcar la diferencia en la política como en la formas de hacer política. En este sentido hay que realizar un discurso que conecte con la gran mayoría de la izquierda transformadora, con los trabajadores que sufren los efectos de la política económica y social del gobierno, claramente continuista con las políticas del anterior gobierno del PP, defendiendo que otra política económica es posible y necesaria; y de una práctica política alternativa que, desde la confrontación con el modelo bipartidista, llame a la construcción de una república federal mediante el desarrollo de modelos de participación que hagan que la ciudadanía se sienta protagonista de los procesos de cambio.

Todos los esfuerzos que se hagan para construir un gran acuerdo político en IU como referente de la izquierda transformadora y alternativa, no serán en balde, no caerán en saco roto. La militancia, la parte mas avanzada de la sociedad y el electorado, lo percibirá, tomará nota, y actuará en consecuencia. Queda pues que los dirigentes de IU hagan lo propio: actuar también en consecuencia.

jueves, marzo 15, 2007

La oportunidad de IU

La oportunidad de IU
Pablo Sebastian

Julio Anguita denunció el crimen de Estado de los GAL y la corrupción de los últimos gobiernos del PSOE y, manteniendo una política democrática de izquierdas, llevó a su coalición a las más altas cotas electorales que nunca ha tenido. Y en su ciudad natal, Córdoba, sigue el hombre su camino ejemplar en lo político —desde su óptica— y en lo personal, ahora liderando iniciativas republicanas. Julio Llamazares no es como él, ni lo ha tenido tan fácil por causa de la permanente confrontación con el PCE que aún lidera Francisco Frutos, pero ha conseguido sobrevivir a esa tensión interna y a los últimos y malos resultados electorales de su coalición que, desde Anguita, fue de mal en peor. Sin embargo, IU y Llamazares tienen ahora una oportunidad que se empieza a notar en las encuestas y la debería aprovechar ante la falta de proyecto político de Zapatero y los daños gratuitos que está causando a la convivencia entre los españoles, a la identidad nacional y a la izquierda en general, porque el populismo de gestos improvisados y más efectistas que reales no son propios de un dirigente serio de la izquierda.
O ¿acaso es de izquierda el pacto de Zapatero con el dictador y monarca de Marruecos, Mohamed VI, para traicionar y abandonar al frente Polisario? Esa decisión viene, más bien, empujada por Felipe González, que merodea y posiblemente tiene intereses en esas latitudes, y responde a una estrategia calculada de Zapatero de quitarse un problema de en medio porque bastante tiene con los que tiene y ha inventado, por más que ello lleve implícito el abandono a su suerte del pueblo saharaui. O ¿acaso es de izquierdas el envío de tropas españolas a Afganistán, la segunda guerra de Estados Unidos en el frente musulmán?
Algunos de los posibles votantes del PSOE se van a quedar en su casa y otros puede que recalen en IU por la posición más moderada de esta coalición, y en ocasiones también más constructiva, como se acaba de ver con su intento de un nuevo pacto antiterrorista que, aunque está lleno de buenas intenciones, no se ha presentado en el mejor momento. Lo que no puede hacer Llamazares, y de ahí la inoportunidad, es transmitir la idea, y a veces eso parece, de que son un apéndice del PSOE, al que hace recados o encargos, tal y como ya ha pasado repetidas veces en el Congreso de los Diputados, cuando le hacen a Zapatero preguntas solicitadas por el PSOE, o cuando se suman a la reyerta bipolar entre el PP y el PSOE, como simples compañeros de viaje, o tontos útiles.
Quizás Anguita habría recordado, en muchos de estos casos, aquellas palabras de otro cordobés, Antonio Gala, en la Mezquita de Córdoba, cuando dijo “Castilla la Nueva es nueva con respecto a Castilla la Vieja, pero ése es un problema entre ellas dos”. Pues eso mismo se puede decir muchas veces del PP y del PSOE cuando están a la greña, e IU no tiene por qué meterse en camisa de once varas y asuntos que no son los suyos. Entre otras cosas, porque este Gobierno de Zapatero los ha tratado muy mal. Ya quisieran los de IU —que apoyan la estabilidad parlamentaria de Zapatero— haber recibido la mitad o la tercera parte de todo lo que Zapatero, por ejemplo, ha dado a ERC y al conjunto del nacionalismo catalán, en política, soberanía, apoyos económicos, mediáticos, y hasta en sillones y parcelas en el poder estatal. O ya quisiera IU la tercera parte de lo que le quiere dar Zapatero a Batasuna y al PNV si consiguen poner en marcha el Estatuto del País Vasco y el proceso de negociación con ETA. Los de IU, en todo esto, van gratis total, políticamente hablando, y a ciegas porque Zapatero no sabe a dónde va y ellos lo siguen como corderos. ¿Acaso creen los de IU que Zapatero lidera un proyecto federal para España como el que siempre ha defendido IU? En absoluto. Zapatero ya está en el modelo confederal, con puertas hacia la independencia vasca y catalana, y sería bueno que Llamazares dijera si está de acuerdo con estos dos procesos de secesión posibles, para ver qué piensan sus bases en toda España y sus electores. Y si IU sólo está en lo federal debería pararle los pies a este Gobierno, porque va más lejos o no sabe a dónde va, y en esas condiciones no se puede ir de la mano de un ciego por el borde del volcán.
IU tiene que tomar distancias de Zapatero, y no sólo porque está en periodo electoral, sino porque el populismo no es izquierdismo, ni mucho menos la izquierda. Y porque disparates como el de De Juana Chaos tampoco son de izquierda y están en contra de la inmensa mayoría de los españoles, como ocurrió con la guerra de Iraq, y no se pueden avalar así como así porque alguien les dirá que IU disfruta de inmunidad con ETA y que quieren seguir así, mientras otros son amenazados y ponen los muertos y heridos en los atentados terroristas. ¿Cuántos políticos de IU llevan escolta en el País Vasco?
Y no le estamos diciendo a IU que apoye al PP, ni mucho menos, que todavía está por reconocer las mentiras de Iraq y del 11M y que anda enredado en una impresentable e indecente conspiración sobre la masacre madrileña del 2004. No se trata de pasear con el PP la bandera roja y gualda y de tararear la Marcha Real, porque sabemos que IU tiene su propia bandera republicana y un himno, el de Riego, que además se puede cantar. Pero marcando toda la distancia que quieran con el PP deberían hacer otro tanto con Zapatero, en defensa de la izquierda, pero también de la democracia y de la libertad. La libertad que está amenazada en el País Vasco y la democracia que empieza a brillar por su ausencia en las acciones y reacciones de la Moncloa, para salvar los desafueros de Zapatero. Hay ciertas cosas, como el Pacto del Tinell, el rodillo del Congreso y sus vetos para impedir debates y votaciones, que no son, simplemente, democráticas, e IU eso lo debería saber y actuar en consecuencia y en defensa del interés general. Si dejan de moverse como simples acompañantes del PSOE, tendrán una oportunidad y muchas personas, que no soportan a Zapatero y que se acuerdan de Aznar, se lo agradecerán. Algo de eso ya se ve en las encuestas que les están ofreciendo una buena oportunidad.