viernes, enero 05, 2018

La ecología en la Constitución. Apunte para la reforma constitucional

Por su enorme interes, reproducimos el articulo publicado en InfoLibre el 4 de enero de 2018.




Juan-Ramón Capella

De manera extraordinariamente lenta se ha ido abriendo paso en la consciencia colectiva de los españoles la existencia de problemas ecológicos. El cambio climático parece el más visible. Las instituciones públicas fomentan, mal que bien, el reciclado del vidrio y del papel.

Pero la problemática ecológica es mucho más que eso: un problema pavoroso, mundial y local.

Nuestra sociedad y las sociedades de nuestro entorno han arruinado el metabolismo entre el medio natural y nuestra especie, y hemos entrado en una relación insostenible con el medio. La sociedad industrial está liquidando los bienes-fondo, irreemplazables, de la Tierra al usarlos como combustible. Expoliamos el subsuelo y reciclamos muy insuficientemente. Hay también una ruptura del ciclo biológico en la producción alimentaria industrializada. Se ha impuesto un mecanismo económico y cultural basado en el consumismo. Creamos un problema de primera magnitud para las generaciones futuras, que habrán de afrontar el decrecimiento y una transición múltiple: transición energética, agrícola, industrial, territorial, científico-técnica y de la cultura social. Además de una probable transición demográfica. Casi sin tiempo para evitar catástrofes. La irresolución del problema ecológico global es un signo más de que nos hemos adentrado en la barbarie.

El deterioro ecológico tiene dos caras: una material, ya aludida, y otra moral: la solidaridad entre generaciones, en la que no se suele parar mientes, o al menos no suficientemente.

Resulta sorprendente que hace cuarenta años, cuando la consciencia ecológica era mucho más débil que hoy, la Constitución se refiriera al problema en su art. 45. Ahí se establece que todos tienen derecho a un medio ambiente adecuado y el deber de conservarlo, que los poderes públicos velarán por el uso racional de los recursos naturales apoyándose en la solidaridad colectiva, y que se establecerán sanciones para los causantes de daños.

¿Cómo llegó la ecología a la constitución, en aquellas lejanas fechas? Llegó de la mano del grupo comunista en el congreso, que se inspiró en la constitución portuguesa aprobada poco antes, el 25 de abril de 1976. Esta última constitución no era fruto de una transacción con el sable sobre la mesa, como la nuestra, sino de una revolución política que liquidó manu militari una dictadura con el pleno apoyo de la población. La Revolución de los Claveles se dotó de una constitución verdaderamente avanzada. Reconoce "el derecho a la insurrección contra todas las formas de opresión" (art. 47, 3). El ecológico art. 45 de la constitución española es un pálido reflejo del art. 66 de la portuguesa, en que se inspira. Ese artículo portugués dice así:
1. Todos tienen derecho a un medio ambiente de vida humano, salubre y ecológicamente equilibrado, y el deber de defenderlo.
2. Para conseguir el derecho al medio ambiente, dentro de un marco de desarrollo sostenible, le corresponde al Estado, mediante organismos propios y con la implicación y la participación de los ciudadanos:
             1. Prevenir y controlar la contaminación y sus efectos y las formas perjudiciales de erosión;
                   2. Ordenar y promover la ordenación del territorio, teniendo como objetivo una correcta localización de las actividades, un desarrollo socioeconómico equilibrado y la valoración del paisaje;
                3. Crear y desarrollar reservas y parques naturales y de recreo, así como clasificar y proteger paisajes y lugares, de manera que se garantice la conservación de la naturaleza y la preservación de valores culturales de interés histórico o artístico;
          4. Promover el aprovechamiento racional de los recursos naturales, salvaguardando su capacidad de renovación y la estabilidad ecológica, respetando el principio de la solidaridad entre las generaciones;
                  5. Promover, en colaboración con las entidades locales, la calidad ambiental de las poblaciones y de la vida urbana, especialmente en el plan arquitectónico y en el de la protección de las zonas históricas;
                 6. Promover la integración de objetivos ambientales en las diversas políticas de ámbito sectorial;
              7. Promover la educación ambiental y el respeto a los valores del medio ambiente;
             8. Asegurar que la política fiscal haga compatibles el desarrollo y la protección del medio ambiente y la calidad de vida.

Como se puede ver, la constitución portuguesa, el modelo, es más concreta y va más lejos que la española, pues emplea el concepto de desarrrollo sostenible y toma en consideración la solidaridad intergeneracional. Falta, es verdad, la idea de decrecimiento. En cualquier caso, una reforma constitucional a la altura de los tiempos ha de rebasar la actual redacción del art. 45 de la constitución de 1978.

¿Sería eso un gran cambio? Para que resultara fecundo hay que ir más lejos. Porque luego viene con la rebaja el art. 53 de la Constitución, que se refiere a la eficacia no sólo del artículo ecológico sino de todo el capítulo III  del Título I en que se enmarca, capítulo relativo a los derechos que configuran el "estado social". La tutela de estos derechos es mucho más débil que la de los derechos fundamentales y las libertades políticas; tan débil que, como es amarga experiencia común, pueden quedar casi en papel mojado.

Los iuspublicistas cortan cabellos en siete a propósito de los derechos que configuran el estado social de derecho. Dicen que estas disposiciones constitucionales no son inmediatamente preceptivas, sino más bien una guía para las instituciones, o hablan de disposiciones programáticas, o de un proceso abierto, o educativo; pero afirman que en cualquier caso no se trata de disposiciones invocables eficazmente por los ciudadanos ante las instituciones, pues es necesario preservar el principio —lo inventan ellos— de estabilidad democrática. En eso se advierte la larga mano de Huntington, Crozier y compañía, los doctrinarios de la limitación de la democracia.

Nada es verdaderamente un derecho si alguien no tiene un deber a su respecto. Se puede proclamar verbalmente el más bonito de los derechos, pero si a propósito de lo protegido por él nadie tiene un deber, ese derecho está vacío. Proclamarlo tal vez tenga algún efecto pedagógico o retórico, pero jurídicamente —y eso es lo que cuenta si hablamos de derechos— está vacío.

Nos hemos topado pues con un problema constitucional de envergadura: cómo conseguir que los derechos sociales sean verdaderos derechos y no casi piadosos deseos. La solución del problema consiste obviamente en establecer deberes para los gobernantes de las instituciones: deberes de cumplimiento de los derechos ecológicos y sociales que la constitución promete; y también deberes para los conciudadanos capaces de invertir en el país y no en las quimbambas, para generar financiación.

El establecimiento de esos deberes tiene dos aspectos: el principal es que eso es un problema de naturaleza política; sólo a partir de ahí es un problema jurídico-constitucional.

El aspecto político de los deberes de cumplimiento de los derechos sociales y ecológicos lo constituye la presión social para su materialización. Porque aún subsiste a pesar de todo una presión social, el llamado estado social, la redistribución, se mantiene, aunque muy deteriorada: hay pensiones magras, sanidad con esperas, escuela pública con pocos medios, etc. La presión, sin embargo, es fragmentaria y hace escasa mella en la afición de tantos gobernantes y dirigentes empresariales a hablar cómodamente de recortes en vez de buscar o crear los medios de satisfacer la demanda social. Es necesario constitucionalizar, cuando menos, una renta mínima de resignación para aquellos a quienes ni el empresariado ni el estado son capaces de emplear.

La presión política no disminuye la conveniencia de inventar  algún mecanismo jurídico-constitucional adicional que vuelva menos indirectamente exigibles para los ciudadanos los derechos sociales. Los constitucionalistas se podrían lucir con alguna verdadera invención. Sin inventos el derecho no es nada. Propondré, pues, una invención, muy modesta y parcial, pero innovadora de verdad: que mediante una moción suscrita por unos cientos de miles de ciudadanos se impusiera directamente un inapelable multazo a un gobernante considerado incumplidor de los deberes ecológicos y sociales que le conciernen según el capítulo III de la Constitución.

Que las multas pudieran ir también de abajo a arriba, de la Plaza al Palacio, sería el verdadero invento. A algunos eso les parecerá locura surrealista y a otros se les puede atragantar, pero seguro que el medio ambiente natural, social y político ganaría con ello.

Diciembre 2017. Juan-Ramón Capella es catedrático emérito de filosofía del derecho, moral y política.



 

Útiles a la gente

De mes en mes/diciembre 2017
Mundo Obrero

El XX Congreso del PCE aprobó la recuperación del leninismo en su definición ideológica, la estructura del partido en frentes sectoriales y marcó la prioridad del partido en el conflicto capital trabajo, entre otras cuestiones que desarrollamos profusamente en este número de Mundo Obrero. Así, en la clausura del congreso, Enrique Santiago manifestó que “la contradicción entre el capital y el trabajo, entre la pobreza generalizada y la riqueza desmesurada de la élites políticas de nuestro país va a ser el centro de nuestro combate, de nuestro trabajo”. A lo que añadiríamos que también la riqueza de las elites económicas que son de verdad los que gobiernan este país como hemos venido manteniendo en este convulso periodo.

Marx y Engels en el manifiesto del partido comunista ya manifestaban que el capital da a la clase trabajadora el sustento justo para subsistir y seguir siendo fuerza de trabajo dócil, a ser posible. Actuar en el conflicto capital trabajo es hacerlo sobre el reparto de la riqueza, sobre la renta y hoy la balanza es desfavorable a la clase trabajadora, durante la crisis (2008-2016) los salarios en general (masa salarial) han perdido un 10% de poder adquisitivo, los salarios pactados en convenio un 8,6% y las pensiones perderán un 19%,

Pero mientras esto es así los más ricos han acumulado un 10,5% más durante el mismo periodo. El número de súper ricos ha crecido un 24%, los tres más ricos (Amancio Ortega, su hija Sandra y Juan Roig) tienen lo mismo que el 30% más pobre, el 14,2%. Los beneficios empresariales triplican el crecimiento de los salarios pactados en convenio, según CC.OO.

Hoy disponer de un empleo ya no garantiza escapar a la pobreza. El porcentaje de personas con empleo cuyos ingresos son inferiores al umbral de pobreza se situó en el 2016 en el 13,1% en España, el 11,4% en Italia, el 9,5% en Alemania y 7,9% en Francia, según Eurostat. Y el 23,5% de la población de la UE se encuentra en riesgo de pobreza (29,9% en Italia y 27,9% en España). Las cifras también son elevadas en Alemania (19,7%), Francia (18,2%) y la igualitaria Suecia (18,3%). España se sitúa a la cabeza de la precariedad y la pobreza, lo que ha llevado que incluso la Organización Internacional del Trabajo ha tirado de las orejas al gobierno del PP por el alto índice de precariedad laboral existente en nuestro país. La OIT ha denunciado que uno de los problemas de España es que hay una fuerte cultura empresarial del uso del contrato temporal, y a pesar de las diferentes reformas que se han hecho para poder restringirlo, la desregulación existente durante años provoca reticencias de los empresarios al contrato indefinido.

En el ámbito europeo, la Comisión Europea alerta sobre el uso generalizado de contratos temporales y de los efectos negativos que supone para la productividad del país y critica que fracasan con frecuencia al servir de acceso a situaciones laborales estables y pueden estar asociados a un elevado riesgo de pobreza.

Actuar sobre la renta es aplicar políticas fiscales que realicen el reparto de la riqueza mediante la imposición de cargas fiscales a los que más tienen, y la redistribución de la misma a través de políticas presupuestarias favorables a las clases populares, pero para ello es necesario tener el poder, estar en los gobiernos con clara voluntad de hacerlo. En este sentido hay que reconocer que ha calado el discurso contrario, el discurso de la evasión fiscal, de no pagar impuestos y de “liberar” a los más ricos con esa carga haciendo creer que se “libra” al conjunto de la población de su responsabilidad fiscal. Al final todo queda en la necesaria correlación de fuerzas para poder aplicar estas políticas, una correlación de fuerzas favorable para la clase trabajadora. Para ello, primero hay que, mediante la implicación en el conflicto y la movilización, ampliar la conciencia social mayoritaria.

El gobierno, los poderes económicos y mediáticos nos dicen y repiten continuamente que estamos en un proceso de recuperación, pero como hemos visto anteriormente ésta es solo para esa minoría privilegiada, es para las élites económicas que gobiernan este país y que se han beneficiado de todas las políticas económicas del PP. Un ejemplo, sólo se han recuperado 14.000 mil millones del rescate bancario, se ha procedido a una amnistía fiscal a los defraudadores entre los que se encuentran ex ministros y dirigentes del PP, así como grandes fortunas.

Una recuperación que no llega a las clases populares y que por el contrario sigue en la profundización de la precariedad y la pobreza: siete de cada diez hogares no llega a fin de mes con salarios de menos de 1000 euros. El gobierno se ha ahorrado 1700 millones de euros a costa de empobrecer a los pensionistas, se ha vaciado la hucha de las pensiones, se reduce la protección a personas desempleadas, se paralizan las leyes autonómicas contra la pobreza energética y derecho a la vivienda, el gasto en defensa es 237 veces el gasto en fomento del empleo y 14 veces el de servicios sociales.

Hay otra realidad, la que sufre la mayoría social y que está degradando la vida y la dignidad de las personas. Se siguen realizando desahucios; el 100% de las familias incursas en estos procesos sufre problemas de salud; la ley de dependencia no se cumple y más de 40.000 personas han muerto en 2016 sin haber percibido la prestación; hay 11 suicidios al día, sin que los medios de comunicación se hagan eco de ello, muchos de ellos por los procesos de desahucios.

A nosotras y nosotros comunistas nos duele el sufrimiento de la gente, la injusticia y la pobreza, no vamos a permitir que esta crisis se convierta en ajustes estructurales contra la mayoría social trabajadora, por ello en el XX Congreso hemos acordado “un Partido para la acción y un proyecto de revolución”, este debe darse a través de un proceso constituyente desde abajo en el que se vaya construyendo otro modelo de sociedad que cambie el actual estado de las cosas, que ponga la riqueza en manos de la mayoría social, un proceso democrático y participativo, para la elaboración de una Constitución acorde a las necesidades en el siglo XXI de la mayoría social trabajadora. Construyamos el discurso necesario para la ampliación de la mayoría, ampliar la correlación de fuerzas para la transformación necesaria y mientras, mejoremos las condiciones para una vida Digna de la gente, ampliemos los logros sociales, y hagamos cumplir el marco legal favorable a la clase trabajadora que el capitalismo incumple.

Un Partido para hacer frente al neoliberalismo

De mes en mes/noviembre 2017
Mundo Obrero

Los días 1, 2 y 3 de diciembre el PCE celebra la segunda fase del XX Congreso, la primera se celebró en junio de 2016. Un congreso que se realiza en un contexto de cambios sociales y políticos impulsados por la derecha y las fuerzas del régimen monárquico para mantener el estatus de poder y acumulación de riqueza a costa de los y las que menos disponen y de las clases populares de este país. A la vez que en un año de importantes referencias históricas como son el 150 aniversario de la publicación de El Capital de Carlos Marx y el Centenario de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia liderada por Lenin.
Un contexto contradictorio, puesto que ante elementos históricos que transformaron la historia de la humanidad y que hicieron comprender mejor el sistema capitalista, tras la profunda crisis del 2008 vemos cómo nueve años después el capitalismo ha creado las condiciones para seguir en la senda de la explotación, ha creado un modelo social en la precariedad y un modelo político represivo, toda una involución sobre las luchas llevadas en más de un siglo y que supusieron el mayor avance social y democrático de la historia, y todo ello, sin una contestación revolucionaria coordinado desde las fuerzas de la izquierda, más allá de acciones puntuales y especificas en cada país o región del planeta. Y aquellos que hoy ostentan el poder y los gobiernos desde posiciones progresistas y de izquierdas se encuentran con el hostigamiento y las agresiones de todo tipo del imperialismo.

Es momento pues de tomar nota del contexto histórico que nos ha tocado vivir, aprender de las experiencias positivas y también de los errores del pasado y ponernos manos a la obra desde la reflexión y la acción, desde el análisis concreto del momento concreto, a levantar una alternativa al capitalismo desde la unidad de las fuerzas políticas, sociales y sindicales que nos denominados de izquierdas, socialistas de izquierda, anticapitalistas, comunistas, ecologistas, feministas y radicalmente democráticas para liberar de la explotación, la represión y establecer un reparto justo de la riqueza en favor de la clase trabajadora y las clases populares. Así como un frente para luchar contra el fascismo de nuevo tipo que está actuando a sus anchas con el plácet de los gobiernos capitalistas.

Para ello, en las ponencias de este congreso se debate sobre la situación política global y cómo actuar en los ámbitos en los que trabajamos y participamos en la búsqueda de soluciones para la gente, para la clase trabajadora. En España planteamos la ruptura con el régimen del 78 y la apertura de un proceso constituyente que nos lleve a la Tercera República, Federal y Solidaria, haciendo partícipes de este proceso a la sociedad, desde abajo ante la estrategia de los partidos monárquicos de hacer la reforma constitucional, es decir su proceso constituyente, en el parlamento del estado, favorable a sus intereses. En este sentido hablamos de una estrategia que cambie la correlación de fuerzas y el campo de juego de la institución a la sociedad organizada. Algo necesario si queremos que avancen nuestras propuestas, ganar la hegemonía y producir los cambios, para ello es necesario un marco de reflexión y acción común contra el capitalismo en España y en el Mundo.

Para ello es necesario un partido fuerte social y políticamente organizado en lo interno y en lo externo, es decir en la acción, en la actuación cotidiana, en el cumplimiento de los acuerdos. El Partido Comunista de España quiere cerrar en este Congreso el debate de la forma de Partido que inicio en procesos anteriores, con la estructura de Partido de frentes y sectorial que da prioridad a la acción social, a la movilización para la construcción de la República y del socialismo y en el camino de ello soluciones a los problemas de las personas.

En este Congreso se pone énfasis en el papel de los medios de comunicación en la lucha ideológica, medios al servicio del poder, pero no se queda el debate en esta afirmación, sino que plantea el qué hacer. También con nuestros medios, Mundo Obrero en papel, el digital, ahora el proyecto compartido de la radio, nuestra web, qué papel deben jugar las Agrupaciones en esta tarea de información y de comunicación del proyecto político revolucionario del partido.