martes, enero 22, 2019

CARTA ABIERTA DESDE FRANCIA al Señor PEDRO SÁNCHEZ

A 21 de enero del 2019

CARTA ABIERTA DESDE FRANCIA al Señor 
PEDRO SÁNCHEZ, presidente del gobierno español


 Señor presidente del gobierno español,

 Nos enteramos de que usted está preparando, para el 22 de febrero del 2019, una visita a Collioure (Francia), con vistas a celebrar el ochenta aniversario de la muerte de nuestro poeta Antonio Machado, Republicano donde los haya, que tuvo que exiliarse a Francia cuando la “Retirada”; él iba con su vieja madre, y murió el 22 de febrero de 1939 en un hotel de Collioure. Agotado. Por el camino, por el desgarramiento y sobre todo por la guerra que el fascismo desató contra la España republicana y de Frente popular, con la complicidad de la “no-intervención” llevada a cabo, entre otros, por los amigos de su familia política.

Señor presidente,
Esperamos de usted que haga las necesarias críticas, tajantes y explícitas, de todo ello. Don Antonio Machado escribía: “Difundir la cultura es despertar a las almas dormidas, es acrecentar el número de seres humanos capaces de espiritualidad”. El crujido del féretro de don Antonio retumba aún. Militantes y amigos siguen dejando cartas sobre la tumba machadiana.


Señor presidente,
El exilio en realidad no existe; sólo existen exilios, unas vidas quebradas, unas trayectorias personales singulares, traumáticas. Del exilio (¡no del llamado “exilio fiscal”!), señor presidente, uno muere física y/o simbólicamente. Se nos presenta su presencia en Collioure como sumamente “simbólica” e histórica. Nadie se atreverá a criticar su iniciativa. Quizás algunos “rojos” de los de hoy consideren que tras ochenta años, “ya era tiempo”. Quizás otros pícaros aludan a las elecciones venideras en España. Quizás unos cuantos le den la espalda si usted se presenta en Collioure para celebrar a Antonio Machado sin haber resuelto en su país el problema del estatuto vergonzoso del “Valle de los caídos” y del traslado de los restos del verdugo, al que se le dedicó aquel monumento fascista, hacia un lugar privado.

Señor presidente del gobierno español,
Decenas de miles de españoles vivieron el dolor del desarraigo y lo perdieron todo, excepto la dignidad y la conciencia política. Llegaron a la frontera francesa sin nada, y fueron humillados, ultrajados, zarandeados, despojados de lo poco que llevaban. Humillados por una acogida indigna, infame, “organizada” por las autoridades francesas de la “Tercera República”. Unos “centristas” que presumían ser de izquierdas dieron a los refugiados el estatuto recientemente aprobado y criminalizante, de “extranjeros indeseables” (decreto-ley del 12 de noviembre de 1938). Los dirigentes Daladier, Sarraut y Bonnet, y sus compinches, violaron con creces los llamados “derechos humanos”.

A los “refugiados hombres” se les amontonó en campos llamados de “concentración”, a cielo raso en la arena, en febrero (1939), altamente vigilados, rodeados por alambres de púa. Separando a muchas familias.
¿Piensa usted presionar al gobierno francés para que haga sin dilación una rotunda autocrítica?

Aquella humillación impuesta a nuestras familias antifascistas que se refugiaban en Francia (tras haber sido abandonadas), todavía nos duele a todos nosotros, descendientes de aquella tragedia.

¿Piensa usted pedirle a su amigo el presidente Macron que lave definitivamente aquel escarnio?

Cuidado, señor presidente, aquí no pueden caber maniobras politiqueras, ni de imagen. Ansiamos sinceridad y valor político. ¿Piensa usted declarar públicamente que la República nos fue arrebata, y que la monarquía, por no haber sido votada, resulta ilegítima?
¿Piensa usted determinarse sobre la necesidad, hoy como ayer, de una República para, entre otras cosas, defender la soberanía de un pueblo y de un país?

Además, ¿cómo piensa homenajear a nuestros guerrilleros, quienes pronto entendieron que en Francia y en España se trataba de un mismo combate antifascista, quienes fueron entre los primeros en (re)tomar las armas en nombre de una “patria de ideal”? Su aportación fue decisiva, reconocida incluso por el mismo General de Gaulle. Estos guerrilleros no vacilaron en verter su sangre en un país que les había recibido como perros.

¿Qué reparaciones del Gobierno francés por el trabajo casi esclavo en las Compañías y posteriormente en los Grupos de Trabajadores Extranjeros (CTE y GTE) de miles de Republicanos españoles? ¿Qué reparaciones y qué iniciativas para volver a recuperar a los “niños robados” por los franquistas, por las repatriaciones autoritarias de muchos Republicanos expulsados a la fuerza de Francia hacia la inmensa cárcel en que se había convertido España? ¿Qué reparaciones para los bienes que los franquistas robaron a los Republicanos obligados a exiliarse? De aquella “represión económica”, poco se habla.

Su visita, de enmarcarse en el conjunto de problemáticas que acabamos de plantear, sí que resultará “histórica”; de lo contrario, una vez más seremos “vencidos magníficos”, traicionados. Tenemos a la ética de nuestra parte, y seguiremos luchando por el reconocimiento definitivo de los crímenes fascistas, y por una República en España... Memoria, verdad, justicia, reparación.


Le saluda muy atentamente,

Jean Ortiz,
Maestro de Conferencias en la Universidad de Pau (Francia),
hijo de un Republicano manchego que tras haber participado en las grandes batallas de la Guerra de España, pasó por los campos franceses de “concentración” (campos de la vergüenza) de Argelès y de Barcarès, y más tarde fue guerrillero (Bridaga del Aveyron, donde trabajaba como minero). Mi padre murió en el exilio, español y Republicano, orgulloso de seguir siendo “rojo”.

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