miércoles, marzo 28, 2012

Por nuestro futuro, Huelga General

Unidad y lucha por nuestro futuro y el de nuestros hijos/as

Mundo Obrero/Abril 2012De mes en mes


Ni los 100 días de cortesía nos ha dado el gobierno de Mariano Rajoy para realizar el mayor "mazazo" al Estatuto de los Trabajadores desde que fuera aprobado en 1980, esta es la mayor agresión a la clase trabajadora de la reciente historia de nuestra joven democracia y, de las diferentes reformas que han ido realizando los diferentes gobiernos del PSOE y del PP. Son más de 30 las reformas laborales que se han realizado en este país y todas contra la clase trabajadora y todas con el argumento de crear empleo y todas han sido un fracaso, pero eso sí, han dejado a muchas personas damnificadas en el camino.


El Partido Popular, profundiza en el recorte de derechos que antes hiciera el Partido Socialista Obrero Español y, así sucesivamente cada uno de los gobiernos que hemos tenido en estos 35 años de democracia. Pero los derechos que ahora se recortan y eliminan no fueron una graciosa concesión de los gobernantes, desde Franco hasta Zapatero, pasando por Felipe González y Aznar, sino que fueron arrancados por la lucha de la clase trabajadora, del movimiento obrero, de los ciudadanos en busca de una vida y de unas condiciones de trabajo dignas. Y que costaron cárcel, persecución, sufrimiento y sangre a nuestros padres y abuelos, derechos que hemos disfrutado y a la vez hemos ido perdiendo generación tras generación, como lo demuestra el Informe (de James) Petras publicado en la revista Ajo Blanco, en el año 1996, gobernando el PSOE de Felipe González, en el que ya se manifiesta que la generación de esa década empezaba a vivir peor que la de sus padres y abuelos, por la perdida de derechos sobre todo de las condiciones laborales y sociales.


La reforma laboral de Rajoy, la del despido, no ataca sólo a los derechos y las condiciones en el trabajo, ataca al modelo de sociedad europeo que conocemos y que se construye tras la Segunda Guerra Mundial, ataca a un modelo de convivencia pactado durante décadas entre las clases sociales, ahora el capital con la excusa de la crisis esta destrozando este modelo, ha roto el pacto de equilibrio que fue el estado del bienestar y, nos quiere imponer modelos tan dispares como el norteamericano en lo cultural y el asiático en lo que a las relaciones laborales se refiere. Esta reforma laboral consagra la ruptura del pacto constitucional de 1978, un frágil pacto en el que las partes que afectan al capital no se han cumplido y por el contrario se han devaluado hasta lo inservible las que protegían a la clase trabajadora y a la mayoría social.


Ante estas agresiones, las centrales sindicales han convocado Huelga General para el 29 de marzo, contra una reforma laboral injusta e inútil además de regresiva. A los sindicatos se le pueden y se le deben criticar determinadas actuaciones, pero la izquierda no puede caer en el juego de la derecha económica y política del desprestigio de las organizaciones sindicales, puesto que, con todo, son los más fuertes diques, cuando no lo únicos, que pueden parar la medidas neoliberales y las agresiones a la clase trabajadora. En esta convocatoria se han sumado casi todos los sindicatos e incluso se hace con la convocada por los sindicatos nacionalistas.


Tras la convocatoria de la Huelga los medios afines al régimen neoliberal se han puesto en marcha contra los sindicatos, en especial contra CC.OO y UGT. Difundiendo falsedades y con la manipulación de la opinión publica a través de la opinión publicada para desprestigiar la convocatoria de huelga y desmovilizar a los trabajadores utilizando la vieja estrategia del divide y vencerás.


Esta Huelga General es por nuestros derechos, también lo es por los derechos de nuestros hijos e hijas, es por una vida digna y con derechos, es por un salario suficiente y un trabajo decente. Desde el humanismo revolucionario, donde el ser humano por el simple hecho de nacer tenga cubiertas las necesidades de techo, comida, salud y enseñanza. Es un huelga en defensa de los servicios públicos, en definitiva es un huelga contra la patronal grosera que quiere seguir con sus nivel de beneficios a costa de los salarios, contra el gobierno títere de los mercados y un modelo social que nos lleva a trabajar por la comida, a una situación parecida, cuando no, a la esclavitud.


El 29 de marzo es una movilización cívica contra el neoliberalismo (PP-PSOE-CIU), que esta refundando la sociedad con la excusa de la crisis, que están otorgando un gran poder a los poderes económicos y debilitando la democracia hasta niveles asfixiantes. Platean reformas, les llaman, con el manto de la crisis para cambiar un modelo social con el que ya antes de la crisis la banca ganaban en exceso, las grandes empresas tenían insultantes beneficios con el sistema de relaciones laborales que ahora quieren cambiar, de forma "estructural, importante, de calado y completa" de la que "habrá un antes y un después de esta reforma", y que iba a ser "tremendamente agresiva" en palabras del gobierno, el mismo partido que frente a la reforma de 2010 del PSOE dijo que el abaratamiento del despido no sirve para crear empleo.


El Partido Comunista de España en el marco de su estrategia contra los recortes, ve la movilización como la herramienta para parar las políticas neoliberales y las agresiones contra los ciudadanos de este país. En estos momentos más que nunca consideramos necesaria la unidad de la clase trabajadora, del movimiento sindical, de los partidos de izquierda, de los movimientos sociales en la lucha contra las agresiones de las políticas neoliberales. Solo dando una lección de unidad y de lucha pararemos la reforma laboral.





De enemigos y mentiras

Mundo Obrero/Marzo 2012
De mes en mes


Los sucesos ocurridos durante las semanas pasadas en Valencia con la dura y desproporcionada respuesta de la policía nacional a las manifestaciones de protesta de un grupo de jóvenes estudiantes contra los recortes en Educación -por los que se había dejado a su colegio sin calefacción y tenían que acudir al mismo con mantas para protegerse del frío-, han puesto de manifiesto el tipo de sociedad al que nos dirigimos con el gobierno del PP.


Como si de una guerra se tratase, el jefe de la policía de Valencia se refería a los jóvenes como "el enemigo", lo que demuestra el concepto que el PP tiene de la ciudadanía que reclama sus más básicos derechos como es el no pasar frío en un colegio -me recuerda los tiempo del cara al sol y de la estufa que no calienta ni a Dios-. Hemos dado un paso más hacia la degradación del ciudadano: de ser consumidores, a ser el enemigo en cuanto se cuestiona alguna de sus decisiones.


Antes de que se apliquen los recortes más duros, que pueden venir después de las elecciones andaluzas y asturianas, el PP nos está situando en la "Doctrina del Shok", en el miedo a protestar. Es un aviso a navegantes realizado sobre niños que con una actuación desproporcionada, pero consciente ideológicamente, ha conseguido justo la reacción contraria, la denuncia de la brutalidad policial y de los recortes en masivas movilizaciones, otro aviso a navegantes.


La cuestión es si esa actuación es un error o una acto consciente, y por las palabras y la forma de decirlo es una acción consciente. Gobiernan los suyos y no hay por qué cortarse un pelo. "Nadie nos tose", parece que pensó este elemento. Pero en verdad ¿quien es el enemigo? ¿No es violencia acaso que existan más de 5 millones doscientos mil parados? ¿No es violencia que las familias pierdan su casas tras la pérdida del empleo y de los ingresos y tengan que dejar de pagar al banco? ¿No es violencia que en más de 1 millón quinientos mil hogares ninguno de sus miembros tenga ningún ingreso? ¿No es violencia que los servicios públicos básicos, incluso los consagrados por la constitución del 78, sean degradados y se recorte su prestación? ¿Acaso no es violencia el despido libre y sin derechos después de toda una vida trabajando? Entonces ¿Quién es el enemigo de la mayoría de la población?


Lo que estamos viviendo son los efectos de una narrativa construida a través de "los medios de producción y distribución masiva de comunicación y entretenimiento" que dice el profesor Vicente Romano. Una narrativa destinada a que la mayoría social acepte como inevitables la llamada austeridad, que no es tal; los recortes a los salarios y los derechos de los trabajadores y de la mayoría social en lo que podemos denominar "la gran impostura de la crisis".


La máxima del Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler "una mentira mil veces repetida se convierte en realidad" parece que es la doctrina comunicacional de los medios de información del neoliberalismo, porque no es verdad que haya que hacer esta políticas de ajuste de caballo porque lo diga la Unión Europea. Vivimos en un momento en el que todo lo que percibamos, en principio, tenemos que ponerlo en cuestión. No hay verdades absolutas, no está escrita de tinta neoliberal la salida a esta crisis sistémica que afecta a totalidad de las relaciones sociales y humanas. Lo estamos viendo en Grecia que es el gran experimento para recortar derechos.


Es necesario responder a la gran ofensiva ideológica que está calando" en palabras de Noam Chomsky. Es necesario resistir un orden social injusto, regresivo e inhumano en el que la mayoría vive de supervivencia frente a una minoría insultantemente rica.


Lo dijo Warren Buffett, estamos en una guerra de clases y la vamos ganando nosotros (los ricos), pero esta guerra de clases en estos momentos es unidireccional, de ellos contra nosotros. Es una batalla cruenta de la que apenas se está enterando la población. La mayoría social, como dijo el profesor Vicenç Navarro en la presentación del libro Hay Alternativas -escrito con Alberto Garzón y Juan Torres- el pasado 23 de febrero, hay que dar información para que esta guerra de clases unilateral sea una guerra bilateral.


En España hay una enorme falta de pluralidad de medios. Al cierre de esta edición de MO hemos conocido que el periódico Público deja de estar en los quioscos. Es una mala noticia para los trabajadores y trabajadoras a los que mostramos muestro apoyo desde aquí, y aunque no siempre hemos coincidido en la línea editorial, es una mala noticia para la pluralidad de prensa.


La izquierda transformadora, Izquierda Unida y el PCE, tenemos un cometido importante, además de dar los argumentos para que los ciudadanos tengan los instrumentos para desmontar la gran impostura que se está produciendo con la crisis y de profundizar en la batalla de las ideas, en la lucha ideología y de clases, y ese cometido es afrontar el próximo periodo de ataques a la clase trabajadora y la mayoría social con la estrategia de resistencia que hemos aprobado, con las movilizaciones en respuesta a sus agresiones.