De mes en mes/octubre 2016
Mundo Obrero
Estamos en un momento en el que la crisis de régimen ha dado un vuelco
con la revuelta en el PSOE que se ha saldado con la “dimisión” de Pedro
Sánchez de la Secretaría General del PSOE -revuelta en la que Felipe
González, adalid del neoliberalismo, ha tenido mucho que ver-, en pos de
una salida a la crisis de gobernabilidad que los partidos del llamado
bipartidismo no están sabiendo solucionar.
En estos momentos se está decidiendo cómo se resuelve la crisis de
gobierno. La contradicción fundamental está entre la posibilidad de que
se forme un gobierno desde la coherencia de los programas que se
presentaron a las pasadas elecciones o que se configure un gobierno
contra-natura en base a un pacto del PSOE y PP que permita la
continuidad de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno y todo apunta a
que en los próximos días la salida será por esta última opción. Una vez
más se consumará la traición del PSOE a la clase obrera de nuestro
país.
Frente a las campañas mediáticas que defienden el “Pacto de Estado”
Felipe G.-Margallo por el que el PSOE mantendría a Mariano Rajoy en el
Gobierno, y que a la vez tratan de desacreditar la posibilidad
constitucional de un gobierno alternativo al PP, hay que poner de
manifiesto que en las elecciones de junio de 2016 la mayoría de votos,
en función de las propuestas programáticas, fueron contrarios a las
políticas del Partido Popular y que por ello, en estos momentos, existen
en el Congreso suficientes escaños para recuperar los derechos civiles,
sociales, laborales que el PP recortó en la pasada legislatura. Obvio
recordar que frente al sentimiento autocrático de estos medios y
mensajes el PP no ganó las elecciones para gobernar; la mayoría del
Parlamento, que es quien elige al gobierno, es contrario al PP.
En el día de hoy existen más de 176 diputadas y diputados que se han
comprometido con el electorado a derogar las reformas laborales del
Partido Popular, la LOMCE, la ley Mordaza, etc., que hay mayoría
suficiente para abrir una Comisión de Investigación parlamentaria que
llegue al fondo de la financiación del PP, que cada vez es más evidente
fue irregular. Otra cosa es que el golpe de palacio en Ferraz cambie el
sentido del voto de los electores socialistas, cuestión grave y que debe
afectar a la credibilidad de la socialdemocracia o social liberales que
gustaba decir a Zapatero.
En el momento en que cada partido tiene que decidir sobre qué posición
toma, el aparato del régimen, los poderes económicos, mediáticos y la
monarquía, con Felipe González a la cabeza, han perpetrado una situación
de crisis en el PSOE y con ella se pone de manifiesto cómo las fuerzas
del régimen están dispuestas a todo, incluso explosionar partidos, para
crear las condiciones necesarias con las que hacer posible un Gobierno a
su medida, un gobierno de las fuerzas del régimen que consolide los
recortes y ajustes realizados por Mariano Rajoy entre 2011 y 2015 y
oculte la corrupción que ha sufrido el Estado durante más de 20 años.
Todo lo anterior demuestra que se ha minusvalorado la capacidad del
régimen bipartidista monárquico para su recuperación. Desde el PCE hemos
teorizado que hay que pasar del asalto a los cielos a una etapa de
asedio al régimen, para ello es necesario que no se imponga la paz
social, que el régimen necesita para recomponerse, y esta acción debe
estar protagonizada por quienes sufren en mayor medida los efectos de
esta estafa llamada crisis. Es desde el movimiento obrero, desde la
juventud y la mujer los que están llamados a este nuevo empuje para
construir un nuevo país, como un primer paso para poner fin a una etapa
de recortes y ajustes y recuperar lo que con la excusa de la crisis se
le ha robado a la clase obrera y las capas populares.
Hay que seguir denunciando que los gobiernos no los pueden dominar
quienes no se presentan a las elecciones y tratan de mover los hilos
para conseguir gobiernos sumisos a los intereses de quienes quieren
seguir manteniendo sus privilegios a costa del sufrimiento de la mayoría
de la población.
Por ello hay que poner en marcha una ofensiva, una propuesta por los
derechos de la mayoría social. Estos derechos son contrarios a las
políticas de precariedad que nos imponen a la clase trabajadora los
gobiernos, núcleo central de sus políticas, puesto que nos dan lo justo
para subsistir e hipotecan a la mayoría social a la realización de
jornadas laborales del siglo XIX para poder sacar adelante a las
familias con unos salarios y unas condiciones laborales deplorables,
llevando a una parte importante de la población a la pobreza y la
exclusión. Esta iniciativa tiene que ir contra estas políticas y a favor
de un empleo y una vida digna.
Finalmente, desde el PCE creemos que es el momento de ilusionar a la
mayoría social, de que es real la posibilidad de conseguir cambiar las
cosas desde la lucha social y el trabajo institucional. Para ello
estamos comprometidos con la construcción de un relato alternativo de
futuro al que nos quieren imponer desde los partidos, los medios y los
voceros del sistema. Se trata ahora de que cada organización y colectivo
en el ámbito de sus competencias sea capaz de asumir sus
responsabilidades. Ahora más que nunca es necesario abrir un proceso
constituyente que pueda construir un proyecto de Nuevo País.
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