De mes en mes/mayo 2016.
Mundo Obrero.
El acuerdo alcanzado entre IU, Podemos y otras fuerzas políticas adquiere el aire de la ilusión y de la esperanza de la mayoría social y de la clase trabajadora de este país, a la vez que el rechazo de las fuerzas reaccionarias y conservadoras. Desde estas páginas hemos defendido y trabajado en coherencia con la política del partido de construcción del bloque social y político, de la acumulación de fuerzas para transformar el país mediante la realización de un proceso constituyente que tenga como prioridad en sus propuestas a las personas, a esa mayoría social que sufre las políticas homicidas de la troika.
Por ello, saludamos la confluencia electoral que con el nombre de Unidos Podemos va a confrontar en las próximas elecciones del 26 de junio con los y las que aplican las políticas de recortes y derechos para seguir acumulando riqueza por expropiación a las clases populares, de ahí su reacción. Tras la consecución del acuerdo electoral entre las fuerzas de izquierda y transformadoras se han ido produciendo ataques -y continuarán durante toda la pre-campaña y la campaña- por parte del postfranquismo al ver amenazada su hegemonía. Posiblemente será la campaña donde el comunismo y las comunistas adquiramos una notoriedad importante desde las campañas del inicio de la transición y es aquí donde las políticas que ha planteado el partido adquieren una importante relevancia contra los ataques para resucitar el franquismo sociológico.
El PCE y los comunistas han hecho más por las libertades y los derechos de las clases trabajadoras que ninguno de los partidos que hoy se presentan a las elecciones, la historia real así lo contempla, no la historia tergiversada y manipulada de los herederos del franquismo asesino. Los logros conseguidos con las luchas, en las que han participado tantas y tantos comunistas, son los que ellos ahora están y quieren definitivamente eliminar, por eso el ataque tan desmesurado contra el PCE, los y las comunistas.
Desde el PCE hemos defendido una confluencia integradora y en la que la identidad de cada organización esté representada y el modelo jurídico era la coalición, en la que el programa es el que nos une en la acción conjunta sin que ninguno de las componentes tenga que renunciar a sus propuestas. Un modelo que, salvando las distancias, ya existe y que funciona como son las Marchas de la Dignidad, y que en el marco político ya definió el Frente Cívico de Anguita en el documento “Ahora, sin pretextos”. Así tras el intento de hacerlo de otra forma que no contemplaba las características y la pluralidad de la izquierda española, se ha conseguido lo que puede ser el marco de la confluencia del futuro. En este sentido para el PCE ambas confluencias son necesarias, son patas de una misma estrategia para la trasformación social, política y la construcción de un nuevo país.
Este acuerdo ha conseguido -además de poner de los nervios a las fuerzas conservadoras- la ruptura del bloque reformista, tal y como lo hemos teorizado desde el partido y afianzar una posición electoral más avanzada hacia el cambio, a la vez que centrar el eje en esta campaña entre la izquierda como sujeto transformador y de cambio y la derecha como fuerza resistente al cambio a favor de la mayoría social.
Más allá de las dificultades internas que la concreción del acuerdo ha suscitado, vemos la esperanza de las personas que sufren la crisis, que echan de sus casas, que no tienen trabajo, que tienen un salario de miseria y unas condiciones laborales cercanas a la esclavitud, que sufren los recortes de derechos y libertades, de que se puede cambiar y que se puede mejorar en sus condiciones de vida. Todas y todos, fundamentalmente la mayoría social, ha entendido que ambas confluencias son necesarias, son importantes en el proceso de cambios en este país. Una, la social tendrá su prueba el 28 de mayo en las calles, otra, la electoral el 26 de junio en las urnas.
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