Mundo Obrero
De mes en mes/febrero 2015
Vivimos tiempos complejos e inquietantes; tiempos en los que la sociedad
reclama cambios profundos; tiempos de anhelos de esperanza y de
ilusión, tiempos en los que se hace necesaria la unidad de la clase
obrera y de la mayoría social hacia la construcción de un mundo nuevo,
de un nuevo ciclo en la historia de España. Tiempos de lucha y de
transformaciones, donde los hechos ocurren a velocidad de vértigo para
los que hay que estar ágilmente preparados.
El bipartidismo está “tocado” pero no hundido. El poder mueve sus peones
para mantener un sistema y una forma de hacer la política que proteja
su tasa de beneficios a costa de los más débiles, de la mayoría social
trabajadora. Uno de esos peones son las empresas de comunicación del
sistema y en estos tiempos se está jugando una importante partida a
través de estos medios, fundamentalmente de las televisiones. No es
casual ni la programación, ni los actores y menos los contenidos. Todo
ello está entre una estrategia concreta de comunicación y el mercado de
las audiencias.
En esta partida el poder tiene reservado para el PCE e IU el papel de
juguete roto, una determinada proyección y es ésta: lo que nos divide,
los problemas y los conflictos internos. A estos se les pone la lupa y
se tratan con amplitud, cosa que no se hace con las propuestas políticas
que se trabajan desde la organización y en las instituciones durante 30
años en IU de forma colectiva con la gente y con las organizaciones
sociales. Todo ello para trasmitir un determinado estado de opinión. Es
verdad que a veces nosotros ayudamos, pero realmente el tratamiento
hacia lo que representa IU es injusto, desproporcionado y nada
profesional. Y es aquí donde juegan un papel importante todos nuestros
medios y una acertada política de comunicación.
Se ha construido desde el ámbito del poder económico, político y
mediático un frente anti-IU y anti-PCE, un frente contra la única
izquierda con fuerza que hay a la izquierda del PSOE, contra un
referente político de clase, transformador y revolucionario. En esta
situación los empresarios, la derecha rancia, la socialdemocracia
derechizada y los nuevos sujetos emergentes deben estar frotándose las
manos, puesto que de cumplir su objetivo no habrá quien desde posiciones
de izquierda y republicanas marque el perfil concreto de los y las
trabajadoras, del laicismo, de la generación de empleo de calidad, de la
libertad de la mujer a decidir sobre su cuerpo, etc. en definitiva una
opción clara por el socialismo.
No es la primera vez que nos encontramos en encrucijadas parecidas, con
mayor o menor gravedad y hemos salido de ellas con el esfuerzo conjunto y
empujando todos (o casi todos) en la misma dirección y con un mismo
objetivo. Es una batalla desigual donde la relación de medios nos es
desfavorable, pero eso nunca ha sido un impedimento para la
confrontación con los que quieren que esta opción, este proyecto
político e ideológico se debilite. Es por ello que, ahora más que nunca
es tiempo de más PCE, más IU, más Mundo Obrero.
Este 2015 cumplimos 85 años, en los que hemos informado y contado la
historia de una parte importante de la sociedad española, de los
trabajadores, de sus problemas e inquietudes, también de sus propuestas y
de sus acciones, así como denunciado las de nuestro enemigo de clase.
85 años y seguimos con la misma ilusión y compromiso de siempre.
Mirándonos en el ejemplo de los que nos precedieron, de Pepe Díaz, de
Dolores, de Marcelino, de los Abogados de Atocha y tantos otros de una
amplia lista, como también de los y las que trabajaron en este periódico
y con su esfuerzo será posible que el 23 de agosto Mundo Obrero cumpla 85 años con la clase trabajadora, por la igualdad y la libertad.
Hemos sufrido ataques, secuestros de ediciones, ilegalizaciones, cárcel
para abnegados y abnegadas militantes que lo difundían, persecuciones y
no han podido con nosotros. Tampoco pudo el régimen fascista de Franco,
no van a poder ahora sus nostálgicos, ni nuevos conversos
anticomunistas. Tenemos militancia, organización, experiencia y valentía
para hacerles frente.
Hemos de salir con la cabeza alta, con la mirada puesta en la gente y en
sus problemas con el objetivo de vencer, de convencer y convencernos de
que sin lo que representamos no es posible un verdadero proceso
constituyente, no es posible el camino hacia la república y el
socialismo.
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