Mundo Obrero
De mes en mes/junio 2012
La orgía neoliberal (socioliberal y neoconsevardora)
de las últimas décadas, basada en la bajada de impuestos a las clases
pudientes y, por lo tanto, la falta de recursos de los estados para
hacer frente a las necesidades de los ciudadanos, que se cubrió con el
endeudamiento masivo de la ciudadanía, entidades e instituciones en
favor de la banca, ha tenido el pasado mes de mayo, con la crisis de
Bankia su propio “vía cruzis”. La crisis de la cuarta entidad financiera
ha puesto en entredicho, en quiebra, un modelo económico y de gestión
del capitalismo español que ha venido perpetuando en el poder a una
oligarquía desde principios del siglo XX.
El sistema bancario español ha sido, junto con la Corona, el elemento
más representativo del capitalismo patrio. Es por eso que el primero no
quiere ser rescatado, a través de la resistencia del gobierno en el
marco de las instituciones europeas, para no perder su poder y su
influencia en el modelo de crecimiento y acumulación español. Y el
segundo está siendo cuestionado cada día más, por lo que una jauría
mediática y política ha salido en defensa de los Borbones para así
mantener el dominio político del bipartidismo y el sistema incólume con
un capitalismo que ha vivido de los prestamos del Estado, o sea del
dinero de todos los españoles.
Las sucesivas reformas del sistema bancario (el PP ya lleva dos) no han servido para el objetivo que se decía, pero sí al inconfesable de la privatización de todo el sector financiero español; “bancarizándolo”. Así, las Cajas de Ahorros han pasado de un estatus social a uno privado, recibiendo cantidades de dinero público (y los bancos también) inimaginables años atrás. Prostituyendo primero y destruyendo después el sistema financiero de las Cajas en el que se podía apoyar un crecimiento más social y armonizado de los distintos territorios y capas sociales. Y en Bankia, además, el gobierno de Rajoy cubre las vergüenzas del PP en la gestión de la entidad, como en Bancaja, que han sido gestionadas como un cortijo “pepero”.
El gobierno salva a los bancos y hunde a los ciudadanos, es su condición ideológica. Muchas y muchos de ellos votantes del Partido Popular con la esperanza de que el cambio por sí mismo produjese el milagro de la salvación, de otra situación económica y social. Cosa que, por otro lado, Rajoy también esperaba y en eso basó su proyecto: cuando yo gobierne –pensaba- mis amigos capitalistas me ayudarán y contentará al sector del capital español. Pues no, no ha sido así, la prima de riesgo sigue disparada camino de la estratosfera en los últimos meses, haciendo imposible el acceso a la financiación externa para cubrir las necesidades de financiación del sistema.
El gobierno del PP, como antes lo hizo el PSOE, inyecta dinero para salvar a los bancos mientras lo recorta en sanidad, educación, prestaciones sociales, dependencia, investigación, formación, ayudas solidarias, políticas de empleo, etc. Con la excusa de hacer los deberes “como dios manda” (Rajoy dixit), ejerce una enorme presión sobre la clase trabajadora y la mayoría social y se anuncian nuevas medidas que recortan las libertades. Medidas que afectan a los derechos de reunión y de movilización, en previsión de que nuevas y más duras medidas de recortes y eliminación de derechos provoquen nuevas y más duras protestas. Me sumo a la teoría de que la respuesta tiene que ser proporcional a la agresión, pues esta agresión es muy dura y agresiva contra la ciudadanía.
En esta situación hemos visto como el Presidente del Banco de España, puesto por un Gobierno socialista, se ha dedicado a atacar a los trabajadores pidiendo de forma permanente reformas laborales y bajadas de salarios en vez de realizar su trabajo, por el que cobraba un pingüe salario, de supervisar el sistema financiero español.
Bankia que se apuntó como modelo de gestión tras las sucesivas reformas, al cierre de esta edición de Mundo Obrero, necesita 23.500 millones de euros, una cantidad mareante que duplica las previsiones del gobierno y triplica las que Rato había pedido al hacerse cargo de la entidad. Como el nuevo Presidente, Goirigolzarri, ha reconocido que no solo no ganaron 300 millones de euros en el 2011, sino que perdieron cerca de 3.000. Pero en un alarde de corporativismo, el nuevo Presidente, se ha negado a pedir responsabilidades a los antiguos gestores, cuestión a la que se ha apuntado del PP en el parlamento. De todo esto informamos ampliamente en este número de Mundo Obrero. Pero los ciudadanos y las ciudadanas no podemos quedarnos a verlas venir y tenemos que pedir responsabilidades políticas, civiles y penales a los gestores, para eso cobraban un buen sueldo, para que se les pida cuentas de su trabajo.
Todo esto, ha puesto sobre la mesa la difícil situación de España, se habla incluso de la salida del Euro cuestionando la moneda única. La situación de Grecia amplifica más el debate, pero mientras nos metemos en el debate de euro sí euro no, hay que solucionar los graves problemas que sufren los ciudadanos y ciudadanas y darle más importancia a la microeconomía. No apoyamos el euro en su implantación, tampoco el Tratado de Maastricht ni la regulación del Banco Central Europeo que imposibilita dar dinero a los estados y permite dárselo a los bancos para que estos se lo presten, a su vez, a los estados con un alto interés. Como en los casinos, la banca siempre gana.
La banca está en cuestión, está en crisis, en quiebra, ética y socialmente. Son los culpables de la crisis y los que están vampirizando la economía. Los gobiernos son los criados que facilitan las víctimas. En esta situación depende de las víctimas seguir siéndolo o rebelarse ante una situación injusta, inmoral e ilegítima. No podemos caer en la lógica del discurso dominante, ni en la resignación. Es necesario un programa político de choque ante esta situación basado en varias cuestiones: a) No podemos pagar la deuda, el hacerlo va ha suponer una seria fractura social, como tampoco, en una posible nueva situación, debemos pagar la deuda ilegítima. b) Reivindicamos un referéndum sobre la modificación del artículo 135 de la Constitución. c) Es necesaria una reforma fiscal que ponga nuevos recursos en circulación y una reforma de la ley hipotecaria. d) Hay que poner en marcha un programa nacional de empleo. e) Se tiene que garantizar el acceso a la vivienda, más en tiempos de crisis. f) Es urgente la creación de una banca pública a partir de las zonas buenas de las Cajas de Ahorros.
Las sucesivas reformas del sistema bancario (el PP ya lleva dos) no han servido para el objetivo que se decía, pero sí al inconfesable de la privatización de todo el sector financiero español; “bancarizándolo”. Así, las Cajas de Ahorros han pasado de un estatus social a uno privado, recibiendo cantidades de dinero público (y los bancos también) inimaginables años atrás. Prostituyendo primero y destruyendo después el sistema financiero de las Cajas en el que se podía apoyar un crecimiento más social y armonizado de los distintos territorios y capas sociales. Y en Bankia, además, el gobierno de Rajoy cubre las vergüenzas del PP en la gestión de la entidad, como en Bancaja, que han sido gestionadas como un cortijo “pepero”.
El gobierno salva a los bancos y hunde a los ciudadanos, es su condición ideológica. Muchas y muchos de ellos votantes del Partido Popular con la esperanza de que el cambio por sí mismo produjese el milagro de la salvación, de otra situación económica y social. Cosa que, por otro lado, Rajoy también esperaba y en eso basó su proyecto: cuando yo gobierne –pensaba- mis amigos capitalistas me ayudarán y contentará al sector del capital español. Pues no, no ha sido así, la prima de riesgo sigue disparada camino de la estratosfera en los últimos meses, haciendo imposible el acceso a la financiación externa para cubrir las necesidades de financiación del sistema.
El gobierno del PP, como antes lo hizo el PSOE, inyecta dinero para salvar a los bancos mientras lo recorta en sanidad, educación, prestaciones sociales, dependencia, investigación, formación, ayudas solidarias, políticas de empleo, etc. Con la excusa de hacer los deberes “como dios manda” (Rajoy dixit), ejerce una enorme presión sobre la clase trabajadora y la mayoría social y se anuncian nuevas medidas que recortan las libertades. Medidas que afectan a los derechos de reunión y de movilización, en previsión de que nuevas y más duras medidas de recortes y eliminación de derechos provoquen nuevas y más duras protestas. Me sumo a la teoría de que la respuesta tiene que ser proporcional a la agresión, pues esta agresión es muy dura y agresiva contra la ciudadanía.
En esta situación hemos visto como el Presidente del Banco de España, puesto por un Gobierno socialista, se ha dedicado a atacar a los trabajadores pidiendo de forma permanente reformas laborales y bajadas de salarios en vez de realizar su trabajo, por el que cobraba un pingüe salario, de supervisar el sistema financiero español.
Bankia que se apuntó como modelo de gestión tras las sucesivas reformas, al cierre de esta edición de Mundo Obrero, necesita 23.500 millones de euros, una cantidad mareante que duplica las previsiones del gobierno y triplica las que Rato había pedido al hacerse cargo de la entidad. Como el nuevo Presidente, Goirigolzarri, ha reconocido que no solo no ganaron 300 millones de euros en el 2011, sino que perdieron cerca de 3.000. Pero en un alarde de corporativismo, el nuevo Presidente, se ha negado a pedir responsabilidades a los antiguos gestores, cuestión a la que se ha apuntado del PP en el parlamento. De todo esto informamos ampliamente en este número de Mundo Obrero. Pero los ciudadanos y las ciudadanas no podemos quedarnos a verlas venir y tenemos que pedir responsabilidades políticas, civiles y penales a los gestores, para eso cobraban un buen sueldo, para que se les pida cuentas de su trabajo.
Todo esto, ha puesto sobre la mesa la difícil situación de España, se habla incluso de la salida del Euro cuestionando la moneda única. La situación de Grecia amplifica más el debate, pero mientras nos metemos en el debate de euro sí euro no, hay que solucionar los graves problemas que sufren los ciudadanos y ciudadanas y darle más importancia a la microeconomía. No apoyamos el euro en su implantación, tampoco el Tratado de Maastricht ni la regulación del Banco Central Europeo que imposibilita dar dinero a los estados y permite dárselo a los bancos para que estos se lo presten, a su vez, a los estados con un alto interés. Como en los casinos, la banca siempre gana.
La banca está en cuestión, está en crisis, en quiebra, ética y socialmente. Son los culpables de la crisis y los que están vampirizando la economía. Los gobiernos son los criados que facilitan las víctimas. En esta situación depende de las víctimas seguir siéndolo o rebelarse ante una situación injusta, inmoral e ilegítima. No podemos caer en la lógica del discurso dominante, ni en la resignación. Es necesario un programa político de choque ante esta situación basado en varias cuestiones: a) No podemos pagar la deuda, el hacerlo va ha suponer una seria fractura social, como tampoco, en una posible nueva situación, debemos pagar la deuda ilegítima. b) Reivindicamos un referéndum sobre la modificación del artículo 135 de la Constitución. c) Es necesaria una reforma fiscal que ponga nuevos recursos en circulación y una reforma de la ley hipotecaria. d) Hay que poner en marcha un programa nacional de empleo. e) Se tiene que garantizar el acceso a la vivienda, más en tiempos de crisis. f) Es urgente la creación de una banca pública a partir de las zonas buenas de las Cajas de Ahorros.
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