De mes en mes/diciembre 2017
Mundo Obrero
El XX Congreso del PCE aprobó la recuperación del leninismo en su
definición ideológica, la estructura del partido en frentes sectoriales y
marcó la prioridad del partido en el conflicto capital trabajo, entre
otras cuestiones que desarrollamos profusamente en este número de Mundo
Obrero. Así, en la clausura del congreso, Enrique Santiago manifestó que
“la contradicción entre el capital y el trabajo, entre la pobreza
generalizada y la riqueza desmesurada de la élites políticas de nuestro
país va a ser el centro de nuestro combate, de nuestro trabajo”. A lo
que añadiríamos que también la riqueza de las elites económicas que son
de verdad los que gobiernan este país como hemos venido manteniendo en
este convulso periodo.
Marx y Engels en el manifiesto del partido comunista ya manifestaban que
el capital da a la clase trabajadora el sustento justo para subsistir y
seguir siendo fuerza de trabajo dócil, a ser posible. Actuar en el
conflicto capital trabajo es hacerlo sobre el reparto de la riqueza,
sobre la renta y hoy la balanza es desfavorable a la clase trabajadora,
durante la crisis (2008-2016) los salarios en general (masa salarial)
han perdido un 10% de poder adquisitivo, los salarios pactados en
convenio un 8,6% y las pensiones perderán un 19%,
Pero mientras esto es así los más ricos han acumulado un 10,5% más
durante el mismo periodo. El número de súper ricos ha crecido un 24%,
los tres más ricos (Amancio Ortega, su hija Sandra y Juan Roig) tienen
lo mismo que el 30% más pobre, el 14,2%. Los beneficios empresariales
triplican el crecimiento de los salarios pactados en convenio, según
CC.OO.
Hoy disponer de un empleo ya no garantiza escapar a la pobreza. El
porcentaje de personas con empleo cuyos ingresos son inferiores al
umbral de pobreza se situó en el 2016 en el 13,1% en España, el 11,4% en
Italia, el 9,5% en Alemania y 7,9% en Francia, según Eurostat. Y el
23,5% de la población de la UE se encuentra en riesgo de pobreza (29,9%
en Italia y 27,9% en España). Las cifras también son elevadas en
Alemania (19,7%), Francia (18,2%) y la igualitaria Suecia (18,3%).
España se sitúa a la cabeza de la precariedad y la pobreza, lo que ha
llevado que incluso la Organización Internacional del Trabajo ha tirado
de las orejas al gobierno del PP por el alto índice de precariedad
laboral existente en nuestro país. La OIT ha denunciado que uno de los
problemas de España es que hay una fuerte cultura empresarial del uso
del contrato temporal, y a pesar de las diferentes reformas que se han
hecho para poder restringirlo, la desregulación existente durante años
provoca reticencias de los empresarios al contrato indefinido.
En el ámbito europeo, la Comisión Europea alerta sobre el uso
generalizado de contratos temporales y de los efectos negativos que
supone para la productividad del país y critica que fracasan con
frecuencia al servir de acceso a situaciones laborales estables y pueden
estar asociados a un elevado riesgo de pobreza.
Actuar sobre la renta es aplicar políticas fiscales que realicen el
reparto de la riqueza mediante la imposición de cargas fiscales a los
que más tienen, y la redistribución de la misma a través de políticas
presupuestarias favorables a las clases populares, pero para ello es
necesario tener el poder, estar en los gobiernos con clara voluntad de
hacerlo. En este sentido hay que reconocer que ha calado el discurso
contrario, el discurso de la evasión fiscal, de no pagar impuestos y de
“liberar” a los más ricos con esa carga haciendo creer que se “libra” al
conjunto de la población de su responsabilidad fiscal. Al final todo
queda en la necesaria correlación de fuerzas para poder aplicar estas
políticas, una correlación de fuerzas favorable para la clase
trabajadora. Para ello, primero hay que, mediante la implicación en el
conflicto y la movilización, ampliar la conciencia social mayoritaria.
El gobierno, los poderes económicos y mediáticos nos dicen y repiten
continuamente que estamos en un proceso de recuperación, pero como hemos
visto anteriormente ésta es solo para esa minoría privilegiada, es para
las élites económicas que gobiernan este país y que se han beneficiado
de todas las políticas económicas del PP. Un ejemplo, sólo se han
recuperado 14.000 mil millones del rescate bancario, se ha procedido a
una amnistía fiscal a los defraudadores entre los que se encuentran ex
ministros y dirigentes del PP, así como grandes fortunas.
Una recuperación que no llega a las clases populares y que por el
contrario sigue en la profundización de la precariedad y la pobreza:
siete de cada diez hogares no llega a fin de mes con salarios de menos
de 1000 euros. El gobierno se ha ahorrado 1700 millones de euros a costa
de empobrecer a los pensionistas, se ha vaciado la hucha de las
pensiones, se reduce la protección a personas desempleadas, se paralizan
las leyes autonómicas contra la pobreza energética y derecho a la
vivienda, el gasto en defensa es 237 veces el gasto en fomento del
empleo y 14 veces el de servicios sociales.
Hay otra realidad, la que sufre la mayoría social y que está degradando
la vida y la dignidad de las personas. Se siguen realizando desahucios;
el 100% de las familias incursas en estos procesos sufre problemas de
salud; la ley de dependencia no se cumple y más de 40.000 personas han
muerto en 2016 sin haber percibido la prestación; hay 11 suicidios al
día, sin que los medios de comunicación se hagan eco de ello, muchos de
ellos por los procesos de desahucios.
A nosotras y nosotros comunistas nos duele el sufrimiento de la gente,
la injusticia y la pobreza, no vamos a permitir que esta crisis se
convierta en ajustes estructurales contra la mayoría social trabajadora,
por ello en el XX Congreso hemos acordado “un Partido para la acción y
un proyecto de revolución”, este debe darse a través de un proceso
constituyente desde abajo en el que se vaya construyendo otro modelo de
sociedad que cambie el actual estado de las cosas, que ponga la riqueza
en manos de la mayoría social, un proceso democrático y participativo,
para la elaboración de una Constitución acorde a las necesidades en el
siglo XXI de la mayoría social trabajadora. Construyamos el discurso
necesario para la ampliación de la mayoría, ampliar la correlación de
fuerzas para la transformación necesaria y mientras, mejoremos las
condiciones para una vida Digna de la gente, ampliemos los logros
sociales, y hagamos cumplir el marco legal favorable a la clase
trabajadora que el capitalismo incumple.
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