De mes en mes
Ginés Fernández, Director de Mundo Obrero / sep 10
El próximo día 29 de septiembre la clase trabajadora y la mayoría social de este país tienen un cita importante e ineludible para defender sus derechos y unas condiciones de vida dignas y suficientes frente a la agresión que supone la reforma laboral aprobada por el Congreso de los Diputados y la intención del gobierno de reformar el sistema de pensiones con la ampliación de la edad de jubilación a los 67 años y la ampliación del periodo de cómputo para el cálculo de su cuantía.
Hay motivos suficientes y más que sobrados para el seguimiento masivo de la huelga el miércoles 29 de septiembre por parte de los trabajadores y trabajadoras (sea cuales sean sus condiciones y características que tengan) y para el apoyo de la mayoría social, ya que la reforma degradará las condiciones de vida de las personas en tanto que asalariado/trabajador y de las familias por la repersuasión negativa en el salario (ingresos). Esta reforma afecta a los "fijos", temporales, eventuales, precarios, parados, mujeres, jóvenes, a todo el que viva de su esfuerzo para salir adelante.
Si ayer decíamos que el capitalismo es previsible, la historia se repite con un actor que repite también papel: la socialdemocracia española representada por el PSOE en el gobierno abriendo el camino a la derecha en la medida que asume sus políticas. En el verano de 1996 la revista "Ajoblanco" publicaba completo el llamado Informe Petras, titulado: "Padres-hijos dos generaciones de trabajadores españoles". El estudio realizado en la decadencia del "felipismo" estudiaba las consecuencias de las "reformas" llevadas a cabo por el gobierno del PSOE durante los mandatos de Felipe González y una conclusión sobresalía de las demás: los hijos vivirían en condiciones laborales y sociales peor que sus padres, lo que provocaría una ruptura generacional, todo ello por mor de las "reformas para la modernización de España" según el discurso "oficial" de la época. La aplicación de esas políticas llevaron al desafecto de los votantes de izquierdas y la llegada a la Moncloa de Aznar.
La reforma laboral fue aprobada en el Congreso con el apoyo explícito del PSOE, con la anuencia del resto de fuerzas políticas -incluido el PP-, a excepción de IU, ICV, ERC y BNG, obedece a la estrategia neoliberal de recortar los derechos de la clase trabajadora y hacer más difíciles las condiciones de la mayoría social, en definitiva de generar las condiciones para la confrontación entre trabajadores, posibilitando en demasía el poder del empresario y su enriquecimiento más rápido aun, eliminando garantías y derechos que posibiliten la igualdad social. Esta reforma modifica aspectos fundamentales de las relaciones laborales trabajador-empresario y supone un ataque a los sindicatos de clase, obedeciendo a los intereses de la patronal y de la derecha política (que al final, como no podía ser de otra manera, facilita la aprobación con su abstención en la votación). Se modifican aspectos del acceso, la estancia y la salida del puestos de trabajo como son: la modificación de las condiciones contractuales afectando de forma más grave al empleo fijo y estable, la modificación de las condiciones de estancia del trabajador en la empresa, el abaratamiento del despido, ampliación de las causas, la subvención a las empresas del despido, la reducción de las garantías de los trabajadores frente al mismo y la reforma de la negociación colectiva largamente exigida por la patronal y el PP, dando un poder absoluto al empresario convirtiendo a las y los trabajadores en esclavos del siglo XXI.
En este número de Mundo Obrero y en los anteriores, se explican las consecuencias de la reforma laboral, a la que además se suma una nueva agresión a la mayoría social, la reforma de las pensiones con la ampliación de la edad de jubilación, y la ampliación del periodo de cómputo para la cuantía de la misma. El Gobierno del PSOE lleva a cabo el mayor recorte social de la historia de España, cuyo único objetivo es abaratar el despido y desmantelar el Estado de bienestar para favorecer a los empresarios y a la banca. Mientras millones de personas han perdido sus empleos y cientos de miles sus viviendas, los bancos han ganado 32.000 millones de euros entre 2008 y 2009. Ante tal injusticia, la respuesta de Zapatero es imponer más recortes, por medio de la reforma de las pensiones y de los presupuestos más restrictivos de la democracia. La reforma laboral tiene un solo objetivo: abaratar el despido para favorecer a los empresarios. Reforma Laboral que amplia los supuestos en los que los empresarios pueden despedir improcedentemente a los trabajadores con una indemnización de 33 días, a la vez que facilita los despidos por causas económicas, cuya indemnización es de 20 días de salario por cada año trabajado, frente al actual de 45 días. Reforma laboral con la que aumentará el paro y que convierte a todos los trabajadores en precarios, al imponer la generalización de un contrato con un despido más barato, discrecional a voluntad del empresario y prácticamente sin indemnización. Medidas que facilitan el despido del que tiene empleo y que no acabarán con el paro. Frente a estas medias del PCE propone la unidad de la izquierda para una Alternativa Social Anticapitalista a la crisis (ver MO nº222. marzo 2010).
Desde estas páginas hemos defendido la necesidad de la Huelga General contra la política económica del gobierno y la derecha económica y política, contra la reforma de las pensiones y ahora la reforma laboral. Pero ésta no es la última concesión del Gobierno a la derecha política y económica. El 29 de septiembre vamos a dar la vuelta a las cosas. En las anteriores huelgas generales, las trabajadoras y los trabajadores hemos conseguido parar las políticas de derechas. Ahora también vamos a cambiar la situación: para que la crisis la dejemos de pagar la gente que trabaja y empiece a pagarla la gente que especula, para que la prioridad sea el empleo y los derechos sociales y no el beneficio de la banca.
Los que han provocado la crisis no se pueden ir de rositas, el seguimiento masivo de la huelga en un acto de defensa de la clase trabajadora y de la sociedad, a la vez que un toque importante de atención al gobierno, patronal y la derecha, para rectificar políticas. Pero es también en defensa de las generaciones venideras para que tengan una vida digna. Esta huelga es también en solidaridad con nuestros hijos e hijas.
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