De mes en mes/octubre 2017
Mundo Obrero
Los partidos del régimen quieren situar la actual crisis en una clave que les favorece, en la clave territorial, evitando el debate sobre las cuestiones sociales que afectan a la mayoría social trabajadora. Así, el tema de la pobreza, los despidos de trabajadores y trabajadoras, las pensiones, la violencia machista, la corrupción con la causa al PP como beneficiario de la financiación ilegal, etc. quedan relegados a un segundo o tercer plano.
Por una parte la guerra de banderas oculta las cuestiones sociales y, por otra, moviliza a la parte más conservadora de la sociedad propiciando una recuperación parlamentaria de las fuerzas del régimen y que, como hemos visto, hace más fácil la entrada del PSOE en el Pacto de Estado para sustentar al nuevo régimen. Tras ello vendrán políticas más duras y represivas en lo social y en recortes democráticos con las que el régimen quiere consolidar su posición dominante.
Ciertamente, los pasos que dan tanto el PP y adláteres, como el PDCAT y los suyos NO son errores ni excesos, sino posiciones ligadas a intereses concretos y medidos en la autojustificación de acción, reacción, acción, que llegue a la confrontación para justificar social y mediáticamente sus posiciones haciendo al otro responsable. Mantenemos que la solución es política a través del diálogo y de un referéndum pactado.
Como dice Alberto Garzón, lo que está en juego son las próximas generaciones. De lo que se trata es de una cuestión de libertades, de democracia y de derechos sociales, y contra el fascismo que ya sin complejos y con permisibilidad del gobierno del PP muestra su cara violenta e intolerante.
Por otro lado, la contestación de Puigdemont y del independentismo mantiene la indefinición y tratando de trasladar la presión sobre el Gobierno de Rajoy, se sigue manteniendo la tensión en el campo del Sí o No a la independencia, aplicación del artículo 155 de la Constitución española ya en marcha, con el apoyo del PSOE, no es el mejor de los escenarios para una salida política. Y hace que quienes no estamos ni con la independencia ni con la aplicación del 155 y además queremos introducir las cuestiones sociales en esta guerra de nacionalismos, redoblemos el esfuerzo para visibilizar esta posición en la sociedad.
El Gobierno de la Generalitat y su presidente están llevando al pueblo catalán a un callejón sin salida. Abrir un espacio para la negociación solo será posible si cambian los gobiernos de Cataluña y de España. Desde el PCE tenemos una posición nítida: no somos equidistantes, estamos por el reconocimiento del derecho del pueblo de Cataluña a decidir su futuro de una forma que sea inclusiva y democrática, pero entendemos que eso no será posible por la vía unilateral y exclusiva que está practicando Puigdemont.
Ante esta situación, y ante la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española, desde el PCE apoyamos las movilizaciones que en defensa de las libertades y de la democracia se convoquen, sin que éstas sean monopolizadas ni por el nacional catolicismo de la derecha, ni por el independentismo catalán. Es necesario abrir un espacio fuera de los nacionalismos en el sentido de ganar base social y alianzas para el proyecto de ruptura, para un proceso constituyente que elabore una Nueva Constitución de forma participada desde abajo, para un Nuevo País con un modelo de Estado Federal, Solidario y Republicano.
Para la construcción de ese espacio en la edificación de un nuevo país, de una nueva sociedad hay que trabajar desde la propuesta rupturista, porque no puede haber una salida de la crisis en favor de la clase obrera y capas populares sin una ruptura con el marco constitucional existente, para ello hay que situar las cuestiones sociales y de la defensa de derechos en la agenda, a través de la visibilización de los conflictos, de nuestro trabajo en ellos, mostrando la contradicción entre el capital y el trabajo.
Creemos necesario, para ello, elaborar una propuesta que no sea de máximos y que deberían formar parte del debate sobre la reforma de la Constitución, desde la eliminación del artículo 135 de la Constitución, pasando por la inclusión de los derechos sociales, trabajo, vivienda, etc., como derechos fundamentales exigibles por ley, igual que el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado y la resolución de las tensiones territoriales desde el diálogo y la consulta popular, son propuestas que pueden abrir el debate con los colectivos sociales, políticos y sindicales para ir elaborando esta oferta que conecte con la gente.
El Rey, que se ha posicionado a favor de la salida más autoritaria de las posibles, ha vuelto a situar a la monarquía como parte del problema y no de la solución. Está realidad se puede agravar en los próximos días. La monarquía, como hemos venido diciendo, es el paraguas bajo el que se cubren las políticas de recortes de derechos y libertades. Por ello, nuestra propuesta y para lo que trabajamos -y en ello debemos profundizar nuestras acciones- es por la República Federal y Solidaria, para evitar el cierre de esta crisis de régimen con una regeneración del régimen monárquico.
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