De mes en mes/mayo 2017
Mundo Obrero
El 27 de Mayo volvemos a Madrid a defender nuestro derechos en una nueva
convocatoria de las Marchas de la Dignidad, movilización insertada en
el ciclo que se inició tras las elecciones de junio de 2016 y ante la
gravedad de las situación que vive la mayoría social de nuestro país y
la clase trabajadora.
Las alianzas parlamentarias, con un PSOE que posibilitó el gobierno del
PP protagonista del mayor y más cuantioso escandalo de corrupción de la
reciente etapa democrática, no han hecho posible que se realicen los
cambios que reclama la sociedad en su conjunto. Las primarias del PSOE
con la elección de Pedro Sánchez pueden dar un giro a esta situación,
pero todavía es pronto para saber en que dirección y con que
profundidad, y si solo se queda en fuego de artificio.
En esta situación tenemos que plantear una serie de cuestiones situando
nuestro horizonte hacia después del verano, tras volcarnos en el ciclo
movilizador en marcha, conseguir la máxima repercusión de la Marchas de
la Dignidad del 27 de Mayo, dándole continuidad en la manifestación
planteada por Ecologistas en Acción para el 24 de Junio.
Este ciclo movilizador tiene que tener la perspectiva de avanzar en la
máxima unidad de las fuerzas sociales y políticas que estamos
confrontando con el régimen que sostiene a un PP rodeado de corrupción
porque no ha encontrado una alternativa que le dé más seguridad en su
objetivo de institucionalizar las medidas antisociales y autoritarias
tomadas desde 2010. Nuestra acción política debe seguir estando en dar
continuidad a la presión social que ha empezado este trimestre con las
movilizaciones de mayo y junio, con un objetivo claro de ir globalizando
la conflictividad.
Debemos entender que la juventud y la mujer son los sectores mas
afectados por las consecuencias de la crisis, y como tal tienen que
estar en la prioridad de nuestra atención, hay un gran problema de paro
en los mayores de 45 años, sobre todo de las mujeres en paro mayores de
45, pero la fractura generacional es la gran cuestión política a
resolver, por lo tanto hay que plantear una estrategia para incorporar a
la juventud a la movilización.
De la misma manera tenemos que seguir trabajando para que la lucha
contra el Patriarcado, la discriminación de las trabajadoras y la
mercantilización del cuerpo de la mujer sean elementos trasversales en
todas las movilizaciones, de manera que permita la incorporación de
mujeres a la lucha por un proyecto de Nuevo País que permita la
superación de las actuales lacras que provoca el patriarcado como una de
las patas fundamentales del sistema.
Al mismo tiempo seguimos considerando la necesidad de cercar al régimen
desde la periferia, en términos territoriales y en términos sociales,
centrar gran parte de la fuerza y actividad en los barrios obreros y
sectores marginados de la pretendida recuperación económica que los
voceros del régimen repiten. Es en la periferia urbana y las zonas de
interior donde se acumula el malestar, donde se concentran los sectores
sociales perdedores de la crisis. Es ahí dónde el régimen no tiene más
respuesta que la represión o la estigmatización social y cultural de la
clase trabajadora.
En este marco, cobra mas importancia si cabe, la política de
convergencia en la que ahora más que nunca hay que dar prioridad al
trabajo de base. La presión social que dé sentido a la convergencia
social y política, desde el planteamiento de poner de manifiesto que
quienes luchamos juntos en la calle contra la salida antisocial debemos
sumar para realizar los cambios necesarios en beneficio de la mayoría.
Para esto ayudaría empezar a definir unos puntos mínimos de acuerdo
social y político y un objetivo concreto, que la clase obrera, las capas
populares, la mayoría social, entiendan que es posible aumentar la
presión para emplazar a las fuerzas parlamentarias para sacar a Rajoy de
la Moncloa, es decir la convergencia se tiene que construir desde el
acuerdo de mínimos programáticos y la máxima participación en la toma de
decisiones.
Hay que plantear de forma clara y directa que es necesario dar prioridad
al discurso y a la imagen de izquierda, tenemos que entender que situar
la contradicción entre capital y trabajo, es fundamental para conseguir
situar la convergencia en el campo de la defensa de los intereses de la
mayoría, y que tanto la cuestión de la denuncia de la corrupción, como
la resolución del problema territorial tienen que estar en relación con
la cuestión social y no situarlas en el vacío trasversal, esto significa
que tenemos que dirigir nuestra actividad a la gente de izquierdas en
general, dar la batalla en todo el sector que se define de izquierdas,
en un sentido muy genérico, no sólo podemos dirigirnos a nuestro ámbito
más afín o base social convencida, poniendo en primer lugar los
conflictos de carácter social y laboral y relacionar siempre las
denuncias de corrupción con el papel de las empresas del IBEX 35.
Por último, debemos dejar claro que es evidente que el acuerdo para
sacar a Rajoy de la Moncloa, de producirse, será un acuerdo que para
nosotros tiene la importancia de frenar y dificultar, la operación
“segunda transición”, que en ningún caso nos garantiza que estemos en
condiciones de conseguir la ruptura social y política que consideramos
necesaria para la Construcción de Un Nuevo País, por lo tanto el acuerdo
para sacar a Rajoy de la Moncloa es un punto de llegada, así como,
preparar las próximas luchas sociales y electorales sin renunciar a
nuestro objetivo rupturista.
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