martes, noviembre 22, 2016

¿Hay algo nuevo en el horizonte?

De mes en mes/noviembre 2016
Mundo Obrero

La pregunta que puede hacerse un ciudadano o una ciudadana en este momento tras la intensa propaganda de los medios de comunicación del sistema es si hay algo nuevo en el horizonte tras los últimos acontecimientos. Y esto es así en la medida que la propaganda oficial del régimen está empeñada en convencernos que hay recuperación y que las cosas son como antes de la crisis. Pero los datos demuestran que esto no es así y, por otro lado, que hay un nuevo gobierno y una nueva situación política que el Partido Popular ha tomado nota. Otra vez los datos demuestran que no es tan de esa forma y que solo es una campaña de los poderes económicos, mediáticos y políticos conservadores para regenerar el régimen bipartidista monárquico.

¿Hay recuperación? En cierto modo sí, pero esa recuperación lo es para los que más tienen y que los datos dicen que se ha agrandado la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen, pero para el resto de la sociedad y de la clase trabajadora los salarios han caído durante la crisis, los contratos que se hacen son en precario y sin garantía de un empleo estable, la cobertura de desempleo ha caído y solo el 54% de las personas desempleadas tienen dicha cobertura. La pobreza se sitúa en torno al 30% afectando de forma especial a los jóvenes y a las mujeres que a la vez sufren los efectos de las peores condiciones laborales, se ha instaurado la figura del trabajador pobre porque tener un trabajo no es garantía de salir de la situación de precariedad económica y social, siguen los desahucios y el problema de la vivienda mientras el PP ha entregado las viviendas sociales a precio de saldo a los fondos buitre. El sistema de garantías y protección social no cubre las necesidades de la sociedad mientras que se rescata a los bancos que no devuelven el dinero; a los ayuntamientos se les impide hacer políticas favorables a los ciudadanos mientras se favorece con la deuda a la gran banca, etc. Pero esto que puede parecer, y así nos lo venden los medios, una cuestión fruto de la crisis del capital, es un modelo que tiene como característica la precariedad y el empobrecimiento de la mayoría social para el enriquecimiento de una minoría privilegiada.

¿Hay algo nuevo en la situación política? Más allá de la imagen que se ha querido trasmitir, lo nuevo es la construcción de la gran coalición en “diferido” tras el apoyo del PSOE a la constitución de un nuevo gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy. Además de una traición al electorado es un golpe a la construcción de una alternativa a la derecha en nuestro país. El acuerdo de investidura con Ciudadanos es una profundización en las políticas neoliberales, eso sí, vestidas de regeneración, es una profundización en dar más poder al empresariado español de cultura del paleolítico democrático en este país.

Como ha manifestado el Coordinador Federal de IU, Alberto Garzón, el PSOE y Ciudadanos se verán de forma permanente chantajeados por Rajoy con la amenaza de unas nuevas elecciones, para así aceptar la “quina” de nuevas medidas de recortes que marcarán aquellos que no se presentan a las elecciones, los dictados del IBEX 35.

Con la elección de un presidente de la derecha se ha cerrado el ciclo electoral, se ha garantizado la gobernabilidad, en cierto modo menos cómoda que la legislatura anterior con un parlamento diferente donde en teoría se sientan representantes de programas diferentes y alternativos a los del partido que ostenta el gobierno y está por ver la gestión que de ello se haga. En esta situación, lo nuevo es ganar espacio para la gente, para los y las que sufren los efectos de las políticas neoliberales y depredadoras de las condiciones sociales y que incumplen los derechos humanos. Porque tal y como se expresa en la solemne declaración de los Derechos Humanos “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”, en nuestro país hay derechos del ser humano que no se respetan y nos deja a la mayoría social el recurso a la movilización y al conflicto para la defensa de los derechos que son inherentes por el simple derecho de nacer.

Como hemos teorizado en el PCE, para esta fase, solo desde el conflicto, de nuestra implicación del conflicto, desde la defensa del conflicto como herramienta para poner encima de la mesa las contradicciones del capitalismo sumaremos a la construcción de la alternativa a amplias capas de la sociedad que hoy todavía, por muchos y varios motivos, no han despertado del sueño soporífico del neoliberalismo de propaganda y latrocinio que representa el PP y Ciudadanos, y de una socialdemocracia o social-liberalismo, Zapatero dixit, que representa en España el PSOE.

martes, noviembre 15, 2016

Frente a la precariedad, un nuevo relato alternativo por el empleo y una vida digna

De mes en mes/octubre 2016
Mundo Obrero

Estamos en un momento en el que la crisis de régimen ha dado un vuelco con la revuelta en el PSOE que se ha saldado con la “dimisión” de Pedro Sánchez de la Secretaría General del PSOE -revuelta en la que Felipe González, adalid del neoliberalismo, ha tenido mucho que ver-, en pos de una salida a la crisis de gobernabilidad que los partidos del llamado bipartidismo no están sabiendo solucionar.

En estos momentos se está decidiendo cómo se resuelve la crisis de gobierno. La contradicción fundamental está entre la posibilidad de que se forme un gobierno desde la coherencia de los programas que se presentaron a las pasadas elecciones o que se configure un gobierno contra-natura en base a un pacto del PSOE y PP que permita la continuidad de Mariano Rajoy como Presidente del Gobierno y todo apunta a que en los próximos días la salida será por esta última opción. Una vez más se consumará la traición del PSOE a la clase obrera de nuestro país.

Frente a las campañas mediáticas que defienden el “Pacto de Estado” Felipe G.-Margallo por el que el PSOE mantendría a Mariano Rajoy en el Gobierno, y que a la vez tratan de desacreditar la posibilidad constitucional de un gobierno alternativo al PP, hay que poner de manifiesto que en las elecciones de junio de 2016 la mayoría de votos, en función de las propuestas programáticas, fueron contrarios a las políticas del Partido Popular y que por ello, en estos momentos, existen en el Congreso suficientes escaños para recuperar los derechos civiles, sociales, laborales que el PP recortó en la pasada legislatura. Obvio recordar que frente al sentimiento autocrático de estos medios y mensajes el PP no ganó las elecciones para gobernar; la mayoría del Parlamento, que es quien elige al gobierno, es contrario al PP.

En el día de hoy existen más de 176 diputadas y diputados que se han comprometido con el electorado a derogar las reformas laborales del Partido Popular, la LOMCE, la ley Mordaza, etc., que hay mayoría suficiente para abrir una Comisión de Investigación parlamentaria que llegue al fondo de la financiación del PP, que cada vez es más evidente fue irregular. Otra cosa es que el golpe de palacio en Ferraz cambie el sentido del voto de los electores socialistas, cuestión grave y que debe afectar a la credibilidad de la socialdemocracia o social liberales que gustaba decir a Zapatero.

En el momento en que cada partido tiene que decidir sobre qué posición toma, el aparato del régimen, los poderes económicos, mediáticos y la monarquía, con Felipe González a la cabeza, han perpetrado una situación de crisis en el PSOE y con ella se pone de manifiesto cómo las fuerzas del régimen están dispuestas a todo, incluso explosionar partidos, para crear las condiciones necesarias con las que hacer posible un Gobierno a su medida, un gobierno de las fuerzas del régimen que consolide los recortes y ajustes realizados por Mariano Rajoy entre 2011 y 2015 y oculte la corrupción que ha sufrido el Estado durante más de 20 años.

Todo lo anterior demuestra que se ha minusvalorado la capacidad del régimen bipartidista monárquico para su recuperación. Desde el PCE hemos teorizado que hay que pasar del asalto a los cielos a una etapa de asedio al régimen, para ello es necesario que no se imponga la paz social, que el régimen necesita para recomponerse, y esta acción debe estar protagonizada por quienes sufren en mayor medida los efectos de esta estafa llamada crisis. Es desde el movimiento obrero, desde la juventud y la mujer los que están llamados a este nuevo empuje para construir un nuevo país, como un primer paso para poner fin a una etapa de recortes y ajustes y recuperar lo que con la excusa de la crisis se le ha robado a la clase obrera y las capas populares.

Hay que seguir denunciando que los gobiernos no los pueden dominar quienes no se presentan a las elecciones y tratan de mover los hilos para conseguir gobiernos sumisos a los intereses de quienes quieren seguir manteniendo sus privilegios a costa del sufrimiento de la mayoría de la población.

Por ello hay que poner en marcha una ofensiva, una propuesta por los derechos de la mayoría social. Estos derechos son contrarios a las políticas de precariedad que nos imponen a la clase trabajadora los gobiernos, núcleo central de sus políticas, puesto que nos dan lo justo para subsistir e hipotecan a la mayoría social a la realización de jornadas laborales del siglo XIX para poder sacar adelante a las familias con unos salarios y unas condiciones laborales deplorables, llevando a una parte importante de la población a la pobreza y la exclusión. Esta iniciativa tiene que ir contra estas políticas y a favor de un empleo y una vida digna.

Finalmente, desde el PCE creemos que es el momento de ilusionar a la mayoría social, de que es real la posibilidad de conseguir cambiar las cosas desde la lucha social y el trabajo institucional. Para ello estamos comprometidos con la construcción de un relato alternativo de futuro al que nos quieren imponer desde los partidos, los medios y los voceros del sistema. Se trata ahora de que cada organización y colectivo en el ámbito de sus competencias sea capaz de asumir sus responsabilidades. Ahora más que nunca es necesario abrir un proceso constituyente que pueda construir un proyecto de Nuevo País.

La propuesta comunista para articular el proceso de ruptura

De mes en mes/Julio, agosto, septiembre 2016
Mundo Obrero 

Tras varios meses sin poder estar con vosotros por cuestiones de carácter económico Mundo Obrero (publicamos en este número una carta con los motivos que nos ha llevado a esta circunstancia), vuelve a salir de cara a la fiesta del PCE de este año, una Fiesta importante que va a realizar su actividad sobre la propuesta comunista para articular el proceso de ruptura o revolución democrática que hemos teorizado en la primera fase de nuestros documentos.

Y lo hacemos en un momento en el que el régimen bipartidista monárquico no da solución a la crisis de gobernabilidad, fruto del enfrentamiento de los sectores que lo conforman, el continuista formado por el PP y el regeneracionista formado por el PSOE y Ciudadanos. Existen dos salidas a la crisis, por un lado la que se sustenta en una reforma del régimen del 78 para mantener el dominio del bloque que representa al capital y en el lado contrario, la que plantea la ruptura para construir un proyecto de Nuevo País.

A fecha de hoy, parece que lo más probable es la realización de unas terceras elecciones, que no deseamos, para lo que se están realizando las propuestas que puedan desalojar al PP y a Rajoy de la Moncloa provocando una situación distinta a favor de la mayoría social y de la clase trabajadora. Desde este punto de vista y dada la naturaleza de la correlación de fuerzas en el Parlamento, IU está dispuesta a propiciarlo, pero no se dan las condiciones de entrar en un gobierno.

El impulso para un cambio real en España, pasa por confrontar con este proyecto político e impulsar un proyecto de ruptura democrática y social, que se sustente en un proceso constituyente desde el que acabar con las bases materiales en las que se apoya el poder de las clases dominantes en España, y que impulse la elaboración de un nuevo marco constitucional desde el que dar forma a un proyecto en beneficio de la mayoría social trabajadora. Para ello, hay que de romper con las políticas que llevan a millones de personas al paro, a cientos de miles a perder su casa, de romper con unas instituciones salpicadas por la corrupción organizada desde el poder, de romper con quienes privan de sus derechos a millones de mujeres víctimas de un sistema patriarcal que genera violencia machista, de romper con quienes quieren mercantilizar la sanidad y la educación, con un mercado laboral en el que el trabajador no tiene derechos y con unas leyes cada vez mas represivas.

Para avanzar hacia la ruptura debemos trabajar la construcción de un Movimiento Político y Social que sea la expresión de esa amplia unidad popular en la que se reflejan muchas personas de distintas sensibilidades de la izquierda, unidas por una propuesta política de carácter rupturista y constituyente, que no debemos confundir con un frente electoral. Por ello, para nosotras y nosotros la unidad popular es un instrumento, no un fin, que tiene que desbordarse a sí mismo, como por ejemplo fue el Frente Popular en Chile.

La unidad popular es un proceso que partiendo del conflicto y con la estrategia de ruptura democrática evoluciona hacia la máxima confluencia social y política, que englobe diversos sectores afectados por la ofensiva del capital. Esto significa agrupar a otros sectores sociales, e incluso tener un carácter interclasista, agrupando sectores de la pequeña burguesía. La confluencia no puede ser exclusivamente electoral sino que debe construirse desde abajo, de manera participativa y con actores diversos, tanto organizados como no organizados.

La Fiesta del PCE va a desplegar sus debates en torno al desarrollo de los aspectos de la propuesta política que conecten con los sectores afectados por las políticas del régimen y que vayan avanzando en la correlación de fuerzas para articular el proceso de ruptura, en la medida que el ciclo político no se cierra, porque las causas que dieron origen a la movilización social y a los cambios recientes en el sistema político continúan vigentes.